31 agosto 2019

29 agosto 2019

SEPULCROS BLANQUEADOS

En el encuentro de Oración del mes Agosto, que se celebró ayer, pudimos reflexionar sobre la lectura del día, tan actual, en tiempos de Cristo y de hoy:

"Sepulcros blanqueados", así llama Jesús a los escribas y fariseos, y a todos los que en definitiva se niegan a dejarse interrogar por la Palabra. Pues son como sepulcros: cerrados, perfectamente sellados y "en su sitio", muy seguros de sí y hasta pueden suscitar admiración con su aspecto imponente. De este modo no sale afuera la podredumbre de sus vidas, pero al precio de no dejar entrar tampoco la vida con ellos, para transformarlos, para cambiarlos. Son sepulcros y nada más. No es la fachada lo que importa, no; ¿De qué sirve ésta, si la casa está hundida por dentro? Dios quiere llegar hasta el fondo de la persona, a lo auténtico, hasta el corazón. Por eso, para que la Palabra que nace limpia del corazón de Dios, llegue limpia hasta nosotros, hace falta que la dejemos entrar hasta el fondo, dejarla que cure nuestro corazón. Debemos dejar de aislarnos en nuestros sepulcros para poder reconocer a los mensajeros de la Palabra. Y luego, una vez que nos haya sanado por dentro, esa salvación de Dios nos irá brotando hacia fuera, irá asomándose a nuestros ojos, expresándose en nuestros labios, haciéndose vida en nuestras obras. Serenamente. Sin prisas y sin mentiras. Como sana siempre una herida: de dentro hacia fuera.

27 agosto 2019

25 agosto 2019

24 agosto 2019

17 agosto 2019

16 agosto 2019

15 agosto 2019

08 agosto 2019

03 agosto 2019

01 agosto 2019

SANTIAGO Y EL TESORO DEL REINO

En el Encuentro de Oración de Julio celebrado ayer, partimos de la parábola del tesoro escondido para honrar al Apóstol Santiago: Ejemplo de santidad, de peregrino-misionero que entrega su vida para proclamar el Reino de Dios. 

¿Qué tesoro es tan valioso para vender todo lo que se tiene? ¿Qué merece desprenderse de cuanto se posee para conseguir otro bien? ¿Qué hallazgo puede producir inmensa alegría?  No cabe la menor duda que lo que encontró el hombre tiene un valor inestimable, inmedible, y lo más grande en valor, es el Reino de Dios, y por él se puede renunciar a todo.

Santiago entiende bien cuál es ese tesoro escondido y valiente se lanza a los caminos; y sin cargas nos sigue dando ejemplo a la Iglesia de hoy. Al igual que los peregrinos que caminan a Santiago o a cualquier lugar de peregrinación, tenemos la oportunidad durante nuestro peregrinaje vital para reflexionar, para la oración y para el disfrute de la amistad y el compañerismo con otros peregrinos: nuestra familia, compañeros de trabajo, amigos...

Al igual que la peregrinación es una oportunidad de renovación espiritual y de crecimiento en la Fe personal, no dudemos que nuestra vida tenga esos momentos de encuentro con Dios y con los hermanos.

Aprendamos a caminar sin tantas cargas, con lo imprescindible, con lo importante. De esta manera haremos que el Reino de Dios se haga posible aquí en la tierra con nuestros hermanos.