30 mayo 2021
26 mayo 2021
¿A DÓNDE NOS LLEVA HOY EL VIENTO DEL ESPÍRITU?
Encuentro de Oración. Mayo 2021
Esta noche hemos vuelto a acercarnos a Jesús de la Humildad
a través de las palabras de D. Luis Emilio Pascual Molina.
Acabamos de celebrar Pentecostés: la fiesta del Espíritu. En
el primer Pentecostés había doce apóstoles en torno a María la madre de Jesús.
Aquello fue una fiesta; gentes, lenguas, culturas y nacionalidades entendían un
mismo lenguaje: las maravillas de Dios.
No era una docena de líderes voluntaristas que, a base de
talento y decisión, habían resucitado a Cristo y se proponían ahora aniquilar
el pecado del mundo. Eran doce cobardes, pobres, incultos y pecadores, a
quienes Dios había hecho testigos sorprendidos de las maravillas culminadas en
la Resurrección.
No podían callar lo que habían visto y oído: un “poder”
nuevo que perdonaba los pecados, creaba comunión y ponía alas en los pies para
salir a proclamarlo: “Como el Padre me envió, así también os envío yo… Recibid
el Espíritu Santo; a quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados…”.
¿Por dónde nos quiere llevar hoy el viento del Espíritu?
Pues por los mismos caminos de aquel primer Pentecostés, que partiendo de
Jerusalén –“kilómetro cero” de la andadura misionera y evangelizadora- llevó a
los primeros seguidores del Señor por todo el orbe.
Hoy, como entonces, podemos individualizar cuatro destinos.
Atenas: es el ámbito del pensamiento, la cultura y el saber, la atmósfera en
que a menudo crece la increencia, el agnosticismo o la indiferencia religiosa,
nuevos areópagos donde entablar el diálogo racional y creyente. Jericó: el
camino que nos conduce hacia el apaleado, el caído, el marginado y empobrecido;
camino que siempre nos llevará junto a las víctimas de las mil y una
injusticias, de los mil y un dolores que afligen a la humanidad. Roma: aquellos
núcleos donde se gestan las decisiones sociopolíticas de nuestro tiempo, como
se gestaban las de entonces; son las asociaciones, sindicatos, los partidos
políticos… Y Emaús: simboliza el camino del cansancio, el desaliento, el
escepticismo, la frustración o el desengaño respecto a todo lo religioso;
¡cuántos -Dios mío- cercanos a nosotros se encuentran aquí! Y en definitiva…
todos los caminos, porque siguen siendo muchos los hombres y mujeres que o no
conocen esta Buena Noticia o vagan sin sentido por este mundo. Y… ¿Cómo lo van
a conocer y encontrar si no hay quien los oriente?
¡Vale la pena dejarse conducir por el Espíritu! Sé valiente
y no te desanimes si alguna vez, habiendo decidido navegar mar adentro, has
plegado velas y has remado con desilusión hacia la orilla. Quizás te has vuelto
atrás asustado cuando no has visto tierra -la tierra de tus seguridades de la
que has partido- o cuando se ha levantado ante ti alguna tempestad. ¡Ten ánimo!
¡Déjate guiar y conducir por Él, y Él hará de tu vida algo verdaderamente
maravilloso!