31 diciembre 2023

30 diciembre 2023

27 diciembre 2023

“LA NAVIDAD ES PAZ, NO PERFECCIÓN”

Encuentro del Grupo de Oración. Diciembre 2023.

Hoy hemos vuelto a celebrar la oración que nos reúne al lado del Señor.

Estamos cerrando el año y un mes en el que dentro del tiempo de Adviento, hemos festejado la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, la Festividad de la Esperanza y, sobre todo, el misterio más importante para los cristianos en el que Dios se hace hombre: la Natividad de Ntro. Señor Jesucristo.

Por ello, reflexionaremos sobre este bello texto de Ginger Garrett sobre la Navidad y la actitud que tomamos ante ella.

Ofrecemos esta oración por todos aquellos que no tienen Paz, ya sea por situación de guerra o por la paz interior personal. Por los que basan su vida en buscar la perfección obviando los momentos reales y especiales que nos regala la vida desde lo imperfecto. Por todos los seres humanos, para que vivan una verdadera Navidad en Paz.

LECTURA:
Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 2:8-21.
Esa misma noche, unos pastores estaban cuidando sus ovejas cerca de Belén. De pronto, un ángel de Dios se les apareció, y la gloria de Dios brilló alrededor de ellos. Los pastores se asustaron mucho, pero el ángel les dijo: «No tengan miedo. Les traigo una buena noticia que los dejará muy contentos: ¡Su Salvador acaba de nacer en Belén! ¡Es el Mesías, el Señor! Lo reconocerán porque está durmiendo en un pesebre, envuelto en pañales.» De pronto, muchos ángeles aparecieron en el cielo y alababan a Dios cantando: «¡Gloria a Dios en el cielo, y paz en la tierra para todos los que Dios ama!»
Palabra de Dios.

MÚSICA:
Paz, Señor. Coro Sentimiento

REFLEXIÓN: La Navidad es Paz, no perfección.
Un hombre parcialmente paralizado estaba teniendo problemas para desplazarse por el pasillo de la tienda abarrotada de compradores navideños. Mientras pasaba frente a mí, el bullicioso gentío nos empujó el uno hacia el otro, y entonces lo escuche susurrar tímidamente: Feliz Navidad. Su cuerpo estaba enfermo, pero él irradiaba paz.

Eso me hizo recordar que la Navidad es la paz de Dios que viene a habitar en medio de nuestras circunstancias. Después de todo, la primera Navidad no parecía perfecta.

Ninguna mujer quiere dar a luz rodeada de animales y cabalgar sobre un asno durante el noveno mes de embarazo. Sin embargo, cada detalle, cada inconveniente y cada humillación, eran parte del misterioso plan de Dios.

Podemos quedar atrapados por el mito de la celebración perfecta cuando ella refleja nuestros propios deseos. Pero la Navidad se trata del regalo de Dios para nosotros: la paz en un mundo caído y llamado a confiar en su plan.

La Navidad llega, estemos listos o no para recibirla. Las bendiciones de Dios no están cautivas por agendas apretadas. La paz no es una recompensa para aquellos que terminan de hacer todo el 24 de diciembre. Ella simplemente nos llena el corazón cualesquiera que sean nuestras circunstancias. De manera muy parecida, Cristo no necesitó que termináramos de hacer nuestro trabajo antes de que Él pudiera salvarnos. El Mensaje de Navidad es "Paz a Vosotros".

La salvación de Dios siempre nos ha encontrado en las circunstancias y realidades más insólitas —incluso de rodillas junto a un pesebre.
En verdad ese era un lugar insólito, especialmente para una madre primeriza. Pienso que, si José lo hubiera planeado mejor, podrían haber llegado a Belén antes. Podrían haber conseguido una habitación. María habría estado más cómoda.

Pero en ese establo, Dios celebró el nacimiento de su Hijo y la culminación de siglos de espera y preparativos. Si alguien tenía derecho a exigir que todo fuera perfecto en ese día, ese era Dios.

Quizás el Padre celestial quería privacidad —un ambiente íntimo y tranquilo para el nacimiento de su Hijo. Después de todo, si María hubiera conseguido una habitación en la posada, habría estado rodeada de gente, y no hay nada más perturbador que un extraño que quiere ser servicial.

Pero Dios nos dio a Jesús en sus términos y a su manera. Si esa primera mañana de Navidad parecía menos que ideal, era porque se trataba de algo totalmente distinto, era divina.

Puede ser que usted no pase la mañana de Navidad en un establo. Puede ser que consiga una habitación en la posada. Puede ser, incluso, que termine de hacer sus compras, preparar la comida y decorar el árbol. Pero si se le cansa el cuerpo, si su camino se le vuelve difícil y si nada le sale conforme a lo planeado, recuerde que usted puede abrazar la Navidad tal y como se encuentre.

Rechacemos las falsas promesas de perfección. Usted no tiene que esperar por la paz, porque la paz no esperó por usted. Ella está aquí y ahora mismo.

PREGUNTAS REFLEXIÓN:
- ¿Aceptamos nuestras circunstancias o perdemos nuestra paz por la impaciencia o porque no salen las cosas como planeamos?
- ¿Respetamos y aceptamos los tiempos de Dios?
- ¿Cómo estas viviendo esta Navidad? ¿Desde lo perfecto de los regalos, la cena, las compras o desde la Paz, el encuentro y la aceptación de tus circunstancias?
- ¿Sabes que la Navidad es la paz de Dios que viene a habitar en medio de tus circunstancias?
- ¿Abrazas la Navidad, pones a Jesús en el centro de la celebración y de tu vida?

MÚSICA:
Noche de Paz.

ORACIÓN FINAL: Oración de la Alegría por el Nacimiento.
¡Qué alegría!
Sí, qué alegría cuando me dijeron: ven, vamos a la casa del Señor, ¡ha llegado el Mesías esperado!, ¡ha nacido Jesús, el Salvador!.

¡Qué alegría!
Yo dejé todo cuanto allí tenía, sólo elegí el cordero más hermoso y corrí por los montes y cañadas al encuentro del Todopoderoso.
Brillaban las estrellas en el cielo, más grandes, más espléndidas, más puras, las voces de los ángeles cantaban: ¡Hosanna! ¡Gloria a Dios en las alturas!¡Aleluya!¡Aleluya!

El sol resplandecía en el pesebre, la noche de repente se hizo día, se rasgaron de golpe las tinieblas y una luz celestial nos envolvía. ¡Qué alegría!

Allí estaba, en los brazos de María, el niño-Dios, el trigo de Belén.
Mi corazón latía apresurado pues quería abrazarle yo también.
Me acerqué vacilante y vi en sus ojos el fuego del amor que me ofrecía, ¡y me llené de Dios en ese instante! y comprendí el porqué de mi alegría.

PADRENUESTRO, AVEMARÍA Y GLORIA

26 diciembre 2023

24 diciembre 2023

23 diciembre 2023

¡FELIZ NAVIDAD!

 

17 diciembre 2023

15 diciembre 2023

AGOTADA LA LOTERÍA DE NAVIDAD

Queremos dar las gracias por vuestra colaboración adquiriendo la lotería de Navidad. Con esta aportación hacemos posible los proyectos de la Hermandad.

¡Mucha suerte!

14 diciembre 2023

COLABORANDO EN LA PROCESIÓN DE LA MILAGROSA DE CÓRDOBA

Por segundo año consecutivo, nuestra Hermandad ha cedido el paso de nuestra Semana Santa Chiquita para la Procesión del Colegio de la Milagrosa de nuestra capital.


Los niños y niñas del céntrico colegio, además de procesionar a la titular, la Virgen de la Medalla Milagrosa o popularmente: "la Milagrosa", portan la pequeña imagen de Santa Luisa de Marillac, Fundadora de la Orden junto a San Vicente de Paul.


¡Que la Virgen de la Medalla Milagrosa no cuide y nos proteja siempre!

11 diciembre 2023

DESCANSE EN PAZ

 

10 diciembre 2023

08 diciembre 2023

05 diciembre 2023

EL SEÑOR SE LLENA DE LA ESPERANZA DEL ADVIENTO

Tras los cultos con motivo de la Solemnidad de Cristo Rey, la imagen de nuestro Sagrado Titular ha vuelto hoy a su capilla en la Parroquia. Anteriormente, ha sido vestido con una nueva túnica verde “olivo” de terciopelo, donada por la Familia Solís Herencia y confeccionada por nuestra Hermana Dña. María Castilla. De esta manera, el Señor se llena de la Esperanza del Adviento. Damos las gracias a ambos, y a todas aquellas personas que han colaborado en la Campaña de Recogida de Alimentos destinados a Cáritas. Que este, sea un tiempo para prepararnos personalmente ante la llegada del Mesías.

03 diciembre 2023

29 noviembre 2023

“APRENDER A MORIR, APRENDER A VIVIR”

Encuentro del Grupo de Oración. Noviembre 2023.

Hoy hemos vuelto a celebrar la oración que nos reúne al lado del Señor. Estamos cerrando noviembre, un mes en el que hemos festejado la Santidad de cuantos han sido y son ejemplo para los cristianos y rememorado a todos aquellos que ya están en presencia del Padre.

Por ello, hemos reflexionado sobre la vida y la muerte con un bello texto de Monserrat Simón.

Ofrecemos esta oración por todas aquellas personas que necesitan tener otra perspectiva de la vida para disfrutar del inmenso regalo que nos ofrece. Por aquellos que mueren poco a poco, día a día, sumidos en la tristeza o la desesperación sin tener conciencia que la vida pasa, y por aquellos que han muerto en la esperanza de la Resurrección.

LECTURA:
Lectura del Santo Evangelio según San Juan 11, 25-26
Entonces Jesús le dijo: —Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá, aunque muera; y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás. Palabra de Dios.

MÚSICA:
Déjame nacer de nuevo.
https://www.youtube.com/watch?v=6QqOu2pKub8

REFLEXIÓN: Reflexiones sobre la muerte y la vida.
Pascal decía que “Quien enseña al hombre a morir, le enseña a vivir”.

Quisiera en las líneas que siguen proponer una reflexión acerca de la muerte y del modo en que la consciencia de que vamos a morir afecta a nuestra forma de vivir.

La muerte consiste en “la cesación o término de la vida”. El sustantivo muerte procede del verbo morir, y es que la muerte se define por una acción, una acción que parece que nos sobreviene, y por norma general de modo involuntario e incluso contra voluntad, pero de la cual también cabe plantearse qué parte de dicha acción depende de mí.

La muerte, al igual que el amor, recibe su sentido en tanto que es un hecho, pero en este caso el propio hecho anula la posibilidad de conocerlo. Podemos conocer el proceso de morir, pero no la muerte como final, ya que una vez muertos o no conocemos nada, o bien lo que se conoce no es comunicado a los vivos en su lenguaje y forma de conocimiento.

Al hablar de la muerte como final, me doy cuenta de que es necesario distinguir esa “última” muerte de las pequeñas muertes que vivimos en la vida: muere el niño para que nazca el adulto, muere una forma de pensar con la que nos identificábamos para dar lugar a una nueva visión, muere en nosotros un sentir y nace otro en su lugar.

Tanto en lo físico como en lo emocional, lo psicológico y lo espiritual, la vida se expresa a través de un flujo constante en el que muerte y vida se dan la mano y existen simultáneamente, lo que a veces hace que nos pase desapercibida la muerte. Es decir, al coexistir la desaparición de un estado y la aparición de otro ni siquiera lo percibimos como muerte. Esto resulta muy evidente en la naturaleza: la semilla que muere da lugar al árbol, el huevo que se rompe da lugar al polluelo, o el capullo de seda da lugar a la mariposa… Ante la observación del flujo constante y de cómo la vida y la muerte coexisten en cada momento.

Volviendo a las “pequeñas” muertes que vivimos a lo largo de la vida, quisiera destacar que no sólo experimentamos la muerte de otros, o de algo externo, sino que, ante esas pérdidas, cuando hay un afecto de por medio, se produce un desgarro en nosotros que implica una muerte.

El duelo es un morir, morir a lo que conocía, a lo que me habría gustado, morir a lo que era para dar lugar a algo nuevo, que de inmediato se muestra incierto, indefinido, vacío…

Sin embargo, ese vacío puede ser fértil y al igual que del silencio profundo emergen palabras sinceras, del fondo del vacío surgen formas creativas, surge más vida. Y esas formas, por definición, en tanto que son expresión de vida, están en constante cambio, no son fijas sino móviles, no son eternas sino perecederas y ¡qué gran noticia! porque de lo contrario no habría expresión de vida. Todo sería exactamente igual en todo momento y la vida por definición implica energía, implica cambio.

Tal vez, uno de los errores que hemos cometido es el de considerar la vida y la muerte como opuestos, pasando por alto que sin muerte no hay vida. Morir forma parte de la acción del vivir, y al igual que la forma en que miremos la vida hará que la vivamos de determinada manera, la forma en que miremos la muerte hará también que la muramos de un modo u otro, porque morir, como final, es la última acción de una determinada expresión de la Vida. Y cuando digo que la acción de morir depende de nosotros en cierto grado, no me refiero a las formas, ni a las circunstancias sino a la actitud interna, a la mirada que conforma nuestra verdadera libertad.

La cuestión acerca de la mirada resulta fundamental, ya que cabe la posibilidad de que las pequeñas muertes que vivimos a lo largo de la vida sean una fuente de aprendizaje, una muestra a pequeña escala de la muerte “final”.

De nuevo, mi forma de niño tiene que morir para dar lugar a la forma adulta y la forma adulta tiene que morir para dar lugar a la vejez… ¿Y qué es lo que une esa continuidad? El sentido de yo ¿Y quién es ese yo?: ¿el niño?, ¿el adulto?, ¿el viejo? Al investigar me doy cuenta de que hay algo que es testigo de ese hilo conductor, algo que es autoconsciente más allá de las formas cambiantes en las que se expresa. Ese algo no muere cuando muero yo. La continuidad le pertenece al yo, pero la eternidad que la sostiene es impersonal.

Cuando me planteo en qué consiste la muerte y cómo la percibo, resulta ineludible mirar hacia la vida. Y la vida, no es algo fijo, sino que es-en-constante-movimiento, es un devenir, que se expresa en una infinidad de formas. Y en concreto, la vida es para nosotros lo que nos contamos de ella. Según lo que nos decimos la vemos de esta o aquella forma filtrando el mundo a través de nuestros pensamientos y creencias.

¿Cómo sería si comprendiésemos que la muerte forma parte de la vida y que es el movimiento a través del cual se expresa dicha vida?, ¿Cómo sería si dejásemos de atribuir a la muerte un sentido de oposición a la vida, concibiendo lo primero como algo negativo y lo segundo como un principio positivo?, ¿y si dejásemos de valorar la vida por la cantidad de años vividos y la comenzásemos a valorar según la autenticidad (en eso consistiría la calidad) con la que se ha vivido?

Que la muerte pueda irrumpir en cualquier momento es en realidad prueba de que estamos vivos y además puede ser una inspiración para que esta expresión de vida sea vivida de la mejor manera con respecto a todo aquello que está en nuestra mano. ¿A caso no se convierte la muerte en una llamada al Amor?

Saber que en cualquier momento puede presentarse el “final” me llama a tratar de vivir de la mejor manera posible en cada momento, lo cual implica vivir con la mayor veracidad posible, descubrir la Vida que alienta el universo entero y vivir abrazando todas las formas en las que se expresa esta Vida… Sólo cuando dejamos de proyectar lo que somos en un futuro, cuando dejamos de pensar que hay algo incompleto que tenemos que completar en el tiempo, sólo entonces podemos aceptar que la muerte se presente aquí y ahora, porque donde hay plenitud no hay tiempo, no hay nada que lograr, nada a lo que llegar.

PREGUNTAS REFLEXIÓN:
- ¿De qué manera percibes la muerte y de qué manera influye en tu vida? ¿La vemos como algo opuesto a la vida, oscuro y poco constructivo?
- ¿Somos conscientes de las pequeñas muertes que vivenciamos a lo largo de la vida?
- ¿Valoramos la vida en calidad o por los años vividos?
- ¿A caso no se convierte la muerte en una llamada al Amor durante la vida? ¿No coincide esto con lo que Dios nos pide a los cristianos?
- ¿No es esta la promesa de Vida eterna que Jesús nos hace en el Evangelio?

MÚSICA:
La Muerte no es el Final. Coro Cantaré.
https://www.youtube.com/watch?v=NBAXYoCCI4g

ORACIÓN FINAL: Salmo. El Señor es mi Pastor.
El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas; me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre.

Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan.

Preparas una mesa ante mí enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término.

PADRENUESTRO, AVEMARÍA Y GLORIA

28 noviembre 2023

27 noviembre 2023

ELEGANCIA Y SOLIDARIDAD EL DÍA DE CRISTO REY DE LA HUMILDAD

En el día de ayer, nuestra Hermandad celebraba por undécimo año consecutivo la Solemnidad de Cristo Rey del Universo. Con tal motivo, también realiza la Campaña de recogida de Alimentos destinados a Caritas Parroquial que se desarrolla del 26 de Noviembre al 3 de Diciembre.

En una Eucaristía alegre, los niños de que se preparan para la Primera Comunión participaron en los cantos, en las peticiones y en las ofrendas: que especialmente simbolizaron los atributos de Cristo Rey. En la homilía, se hizo un llamamiento a construir un reino fraterno basado en el amor al prójimo.

La Hermandad, realizó un montaje especial y elegante para esta festividad, en la que por primera vez el Señor no ha portado túnica, como tradicionalmente se le reconoce, sino manto-clámide y caña. Ha lucido uno de los más preciosos bordados que se conservan en nuestra localidad, realizado en oro fino sobre terciopelo azul del S. XVIII. Además, se ha presentado atado, con cordón desde el cuello y broches en plata de Estrella de ocho puntas del S.XVII. y escudo de la Hermandad en plata bañada en oro. De esta manera, se plantea que solamente en esta ocasión el Señor vista así, conservando su estética habitual de despojado.

El Cristo se situó sobre un pequeño calvario de corcho y romero. En el fondo, dosel con fondo rojo de terciopelo y damasco adornado con cornucopias en pan de oro y fanales en plata de la Hermandad.

La Junta de Gobierno sigue haciendo un llamamiento especial a la solidaridad en la campaña que se desarrolla en estos días y agradece la participación de los Hermanos y Cofrades en las actividades que se emprenden. Que el Señor de la Humildad os bendiga y sea en todo momento el "Rey de vuestro corazón".

26 noviembre 2023

19 noviembre 2023

13 noviembre 2023

12 noviembre 2023

06 noviembre 2023

05 noviembre 2023

02 noviembre 2023

CONMEMORACIÓN DE LOS FIELES DIFUNTOS

 

Rogamos una Oración sencilla por los Hermanos Difuntos de nuestra Cofradía.

01 noviembre 2023

29 octubre 2023

25 octubre 2023

"PAZ Y BIEN"

Encuentro del Grupo de Oración. Octubre 2023.

Hoy, hemos vuelto a celebrar la oración que nos reúne al lado del Señor.

Estamos cerrando octubre, un mes en el que hemos festejado advocaciones importantes de la Virgen; como El Rosario o El Pilar, entre otras. Y, por supuesto en el santoral, los días de nuestro querido San Francisco y María Ana.

Hoy vamos a reflexionar sobre el valor de la paz en las palabras de nuestro “Santo de Asís” en una actualidad violenta, dura y llena de competitividad.

Ofrecemos esta oración por todos los violentos: de manera física y mental. Para que la paz impregne el corazón de tantas personas de las que depende el bienestar social y la construcción de un mundo más justo y fraterno. Por los que sufren las guerras; especialmente las de Rusia-Ucrania y de Israel-Palestina.

Comencemos sin perder la actitud con la que siempre venimos aquí.


LECTURA:

Lectura del santo evangelio según San Juan 14, 27-31

Os dejo la paz, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo. No se turbe vuestro corazón ni se acobarde. Habéis oído que os he dicho: "Me voy y volveré a vosotros." Si me amarais, os alegraríais de que me fuera al Padre, porque el Padre es más grande que yo. Y os lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis. Ya no hablaré muchas cosas con vosotros, porque llega el Príncipe de este mundo. En mí no tiene ningún poder; pero ha de saber el mundo que amo al Padre y que obro según el Padre me ha ordenado.

Palabra de Dios.


MÚSICA:

Hazme instrumento de tu paz. Dulce Compañía.

https://www.youtube.com/watch?v=rZ5dMyTJWs8


REFLEXIÓN: Francisco, una propuesta firme de paz.

Es un hecho que vivimos en un mundo afectado profundamente por la falta de paz. La violencia afecta la vida pública en todo el mundo. Y no sólo está fuera, en la vida pública, sino también puede estar en el interior de nuestros corazones y de nuestras familias. En plena guerra en Irak una señora dijo: “Se habla mucho de la guerra en Irak, pero fíjese que mi familia es un campo de batalla”. La falta de paz se manifiesta de muchas maneras: en la violencia doméstica, los divorcios, las adicciones dañinas, las tensiones en las empresas, escuelas e incluso en las iglesias. La violencia se esconde detrás de la avaricia y del engaño, de la soberbia y la injusticia. Se encuentra en la hipocresía religiosa que atrofia nuestra sensibilidad espiritual y roba credibilidad a la Iglesia.

Pero más que hablar de la falta de paz, hablemos de lo positivo, hablemos de la paz y cómo disfrutarla. La paz es uno de los anhelos más profundos del corazón. Ansiamos armonía, serenidad, una mente sana. En este deseo por alcanzar la paz, Francisco de Asís se alza como uno de los grandes maestros.

Francisco vivió en un mundo peligroso, donde la guerra y la violencia eran el pan de cada día. Aquel mundo era mucho más peligroso que el mundo en el que vivimos actualmente. Él mismo participó, antes de su conversión, en varias guerras y fue prisionero de guerra. Francisco y sus hermanos entraron en aquel hervidero de pasiones, rivalidades y odios con una sorprendente simplicidad para vivir y anunciar la paz.

En este contexto bélico Francisco y sus hermanos tomaron una decisión descabellada: recorrer el mundo desarmados y sin provisiones, llevando solamente la confianza en Dios y en la bondad de los demás. A la gente razonable esta empresa le parecía, por supuesto, bastante torpe e ingenua. Pero el hecho es que muchas veces les funcionó.

¿Cuál fue el plan de paz diseñado por Francisco? En realidad, no tenía ningún programa sofisticado: no tenía la capacidad analítica ni la estructura mental para hacerlo. Imaginemos que san Francisco es invitado hoy a una conferencia mundial sobre la paz. ¿Qué hubiera dicho? ¿Qué hubiera propuesto? Quizá algunas palabras apasionadas, pero medio deshilvanadas, y un gesto simbólico. Y sin embargo este hombre ha contribuido a la paz mundial de una manera extraordinaria.

En sus biografías encontramos muchos relatos en donde se narra la manera como Francisco contribuyó a la paz en ciudades dividas por odios y enemistades ancestrales. Quizá el relato más famoso sea el del lobo de Gubio. Los habitantes de la ciudad de Gubio habían emprendido una guerra interminable con el lobo feroz hasta que Francisco los invitó a cambiar de estrategia: no traten al lobo como enemigo, sino como hermano. Y cuando los habitantes de Gubio trataron al lobo como hermano, se acabó la guerra y vino una paz sabrosa.

Menos famoso es el relato de los que sucedió en Bolonia. Un testigo cuenta lo que vio un día en la plaza de esta ciudad. “Yo estudiaba en aquella ciudad, cuando tuve la ocasión de escuchar un sermón de Francisco en la Plaza del Palazzeto. Estaban presentes casi todos los habitantes de la ciudad. El sermón no tenía nada de oratorio. Sólo era un llamado a desarmar los espíritus y restaurar la paz.

El predicador vestía pobremente, su semblante era tosco y carente de toda belleza. Y, sin embargo, logró reconciliar con sus palabras a los nobles de Bolonia, enfrentados a muerte durante siglos. El entusiasmo de los oyentes fue tan arrollador que hombres y mujeres se abalanzaron sobre él, le desgarraron los vestidos y se llevaron los trozos como reliquias”

Lo que sucedió en Gubio, en Bolonia y en otros lugares sólo se explica por una fuerza trascendente que emanaba de aquel hombre sin atractivos físicos. Digámoslo en clave religiosa: los oyentes se sintieron envueltos, de pronto, en la paz de Dios.

La sencillez de Francisco trasparentaba la paz y la belleza de Dios. Había descubierto la paz en el corazón de Dios y en su propio corazón habitado por el Dios de la paz. Por eso, transparentaba y comunicaba esta verdad con emocionante simplicidad.

Así de sencillo. El secreto de Francisco es este: llevar la paz de Dios en el corazón e irradiarla a los demás. Lo que convencía no era el discurso más o menos bonito, sino su experiencia personal. Francisco les decía a sus Hermanos: “Que la paz que anuncian de palabra, la tengan, y en mayor medida, en sus corazones”. Lo que Francisco y sus Hermanos daban era lo que habían recibido, pero también lo que habían conquistado con esfuerzo. A ellos no les correspondía negociar acuerdos de paz. Esta es tarea de juristas, diplomáticos y políticos. A ellos les correspondía crear las condiciones espirituales que permitieran a cada persona decidirse, desde el fondo del corazón, por la paz y la concordia. Francisco confiaba en que la paz podía pasar del corazón de los Hermanos al corazón de los demás. La paz, más que predicarse, se contagia.

Pero Francisco no siempre tuvo éxito. Por ejemplo, en Perusa los nobles de la ciudad no le hicieron caso. Prefirieron la diversión. Ni siquiera lo escucharon. Pero el Santo de Asías sabía lo que iba a suceder si no cambiaban de actitud. En un último intento, advierte que vendrá una guerra civil causada por el orgullo y la injusticia de los nobles hacia sus vecinos. En este relato se mencionan dos grandes enemigos de la paz: el orgullo y la injusticia.

Como podemos ver, la paz franciscana no se impone, se propone. Jesús había dicho: “En la casa en que entren, digan primero: Paz a

esta casa. Y si en ella vive un hombre de paz, recibirá la paz que ustedes le traen; de lo contrario, la paz volverá a ustedes” Si nuestra propuesta de paz es rechazada, la paz se nos devuelve, es decir, el rechazo no nos hace perder la paz.

PREGUNTAS REFLEXIÓN:

- ¿Somos ejemplo de paz en nuestros hogares, en nuestros lugares de trabajo, en nuestras relaciones?

- ¿Cómo Francisco, transparentamos la paz? ¿Contagiamos la paz?

- ¿Estamos presos del orgullo y la injusticia, principales enemigos de la paz?

- ¿Evangelizamos y creamos las condiciones espirituales que permitieran, a cada persona, decidirse, desde el fondo del corazón, por la paz y la concordia?

- ¿Ponemos en nuestra oración la paz individual, social y del mundo?


MÚSICA:

Cantaré, cantarás.

https://www.youtube.com/watch?v=FiqVKUGy4ec&list=PLD714620EF7695F08


ORACIÓN FINAL: Oración por la Paz. Papa Francisco.

Señor Jesús, ante ti quiero volcar el espanto por el horror y el error de la guerra.

Me sangra el corazón a causa del sufrimiento de miles de seres humanos que se ven envueltos en un conflicto que no quieren ni han creado.

Ante ti, Señor, me pregunto:

«¿Qué precio tiene la paz?, ¿a qué acciones nos reta?».

Ayúdanos, Señor, a humanizar la sociedad, abriendo nuestro corazón a una cultura de la ternura y la paz, favorecedora de bienestar social. Para que la paz sea eficaz, todos debemos comprometernos con actitudes auténticas de sana humildad.

Una actitud del corazón y una comprensión de la mente que deja a los otros ser ellos mismo, con todos los derechos de ser humanos.

Dios Padre de todos, danos ojos grandes para ver y mirar a los demás como hermanos y hermanas a quienes debemos solo amar y respetar. Y saca de nuestro interior la violencia y el gesto amenazador que hiere y aplasta a los demás.

Tú nos dices: «Mi paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo. No se turbe vuestro corazón ni se acobarde».

Que tu Espíritu nos infunda la serena confianza.

Tú fuiste víctima de la violencia que te llevó a la muerte en cruz.

Que tu resurrección nos lleve a realizar el sueño amoroso de la paz y de la felicidad que Dios quiere para sus hijos e hijas amadas.

PADRENUESTRO, AVEMARÍA Y GLORIA