28 febrero 2025
26 febrero 2025
¿DÓNDE ESTÁ DIOS EN LA ENFERMEDAD?
ENCUENTRO DE ORACIÓN DE FEBRERO DE 2025
Compartimos la oración que nos reúne al lado del Señor.
Termina febrero, y habiendo celebrado festividades como la Presentación de Jesús en el templo nos encaminamos ya hacia una Cuaresma que se presenta llena de momentos especiales de acercamiento a Dios y a nuestros hermanos más débiles.
Por ello hoy, aprovechando las palabras del Papa Francisco en la Jornada Mundial del Enfermo de este año jubilar y, dándose la circunstancia de su ingreso hospitalario por su salud, reflexionaremos hoy sobre Dios en la enfermedad.
Ofrecemos esta oración por todos aquellos que sufren o padecen enfermedad, por aquellos que los asisten y, especialmente por nuestro querido Papa Francisco.
Comencemos sin
perder la actitud con la que siempre venimos aquí.
LECTURAS: Lectura Santo Evangelio según San Mateo 14:34–36.
Después de cruzar el lago, desembarcaron en Genesaret. Los habitantes de
aquel lugar reconocieron a Jesús y divulgaron la noticia por todos los
alrededores. Le llevaban todos los enfermos, suplicándole que les permitiera
tocar siquiera el borde de su manto, y quienes lo tocaban quedaban sanos.
Palabra del Señor.
MÚSICA: Si te tengo a ti lo tengo todo. Yohan y Sofi.
https://www.youtube.com/watch?v=llbh-N2xPFk
REFLEXIÓN: La presencia de Dios en la enfermedad.
“La Esperanza no defrauda” Son palabras consoladoras de San Pablo, que pueden suscitar algunos interrogantes, especialmente en los que sufren. Por ejemplo: ¿Cómo permanecer fuertes, cuando sufrimos en carne propia enfermedades graves, invalidantes, que quizás requieren tratamientos cuyos costos van más allá de nuestras posibilidades? ¿Cómo hacerlo cuando, además de nuestro sufrimiento, vemos sufrir a quienes nos quieren y que, aun estando a nuestro lado, se sienten impotentes por no poder ayudarnos? En todas estas situaciones sentimos la necesidad de un apoyo superior a nosotros: necesitamos la ayuda de Dios, de su gracia, de su Providencia, de esa fuerza que es don de su Espíritu.
Detengámonos pues un momento a reflexionar sobre la presencia de Dios que permanece cerca de quien sufre, en particular bajo tres aspectos que la caracterizan: el encuentro, el don y el compartir.
1. El encuentro. Jesús, cuando envió en misión a los
setenta y dos discípulos, los exhortó a decir a los enfermos: «El Reino de Dios
está cerca de ustedes». Les pidió concretamente ayudarles a comprender que
también la enfermedad, aun cuando sea dolorosa y difícil de entender, es una
oportunidad de encuentro con el Señor. En el tiempo de la enfermedad, en
efecto, si por una parte experimentamos toda nuestra fragilidad como criaturas
—física, psicológica y espiritual—, por otra parte, sentimos la cercanía y la
compasión de Dios, que en Jesús ha compartido nuestros sufrimientos. Él no nos
abandona y muchas veces nos sorprende con el don de una determinación que nunca
hubiéramos pensado tener, y que jamás hubiéramos hallado por nosotros mismos.
La enfermedad entonces se convierte en ocasión de un encuentro que nos transforma; en el hallazgo de una roca inquebrantable a la que podemos aferrarnos para afrontar las tempestades de la vida; una experiencia que, incluso en el sacrificio, nos vuelve más fuertes, porque nos hace más conscientes de que no estamos solos. Por eso se dice que el dolor lleva siempre consigo un misterio de salvación, porque hace experimentar el consuelo que viene de Dios de forma cercana y real, hasta «conocer la plenitud del Evangelio con todas sus promesas y su vida».
2. El don. Ciertamente, nunca como en el sufrimiento nos damos
cuenta de que toda esperanza viene del Señor, y que por eso es, ante todo, un
don que hemos de acoger y cultivar, permaneciendo “fieles a la fidelidad de
Dios”,
Por lo demás, sólo en la resurrección de Cristo nuestros destinos encuentran su lugar en el horizonte infinito de la eternidad. Sólo de su Pascua nos viene la certeza de que nada, «ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados, ni lo presente ni lo futuro, ni los poderes espirituales, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra criatura podrá separarnos jamás del amor de Dios». Y de esta “gran esperanza” deriva cualquier otro rayo de luz que nos permite superar las pruebas y los obstáculos de la vida. No sólo eso, sino que el Resucitado también camina con nosotros, haciéndose nuestro compañero de viaje, como con los discípulos de Emaús. Como ellos, también nosotros podemos compartir con Él nuestro desconcierto, nuestras preocupaciones y nuestras desilusiones, podemos escuchar su Palabra que nos ilumina y hace arder nuestro corazón, y nos permite reconocerlo presente en la fracción del Pan, vislumbrando en ese estar con nosotros, aun en los límites del presente, ese “más allá” que al acercarse nos devuelve valentía y confianza.
3. Compartir. Los lugares donde se sufre son a menudo lugares de
intercambio, de enriquecimiento mutuo. ¡Cuántas veces, junto al lecho de un
enfermo, se aprende a esperar! ¡Cuántas veces, estando cerca de quien sufre, se
aprende a creer! ¡Cuántas veces, inclinándose ante el necesitado, se descubre
el amor! Es decir, nos damos cuenta de que somos “ángeles” de esperanza,
mensajeros de Dios, los unos para los otros, todos juntos: enfermos, médicos,
enfermeros, familiares, amigos, sacerdotes, religiosos y religiosas; y allí
donde estemos: en la familia, en los dispensarios, en las residencias de
ancianos, en los hospitales y en las clínicas.
Y es importante saber descubrir la belleza y la magnitud de estos encuentros de gracia y aprender a escribirlos en el alma para no olvidarlos; conservar en el corazón la sonrisa amable de un agente sanitario, la mirada agradecida y confiada de un paciente, el rostro comprensivo y atento de un médico o de un voluntario, el semblante expectante e inquieto de un cónyuge, de un hijo, de un nieto o de un amigo entrañable. Son todas luces que atesorar pues, aun en la oscuridad de la prueba, no sólo dan fuerza, sino que enseñan el sabor verdadero de la vida, en el amor y la proximidad
Queridos enfermos, queridos hermanos y hermanas que asisten a los que sufren, en este Jubileo ustedes tienen más que nunca un rol especial. Su caminar juntos, en efecto, es un signo para todos, «un himno a la dignidad humana, un canto de esperanza, cuya voz va mucho más allá de las habitaciones y las camas de los sanatorios donde se encuentren, estimulando y animando en la caridad “el concierto de toda la sociedad”, en una armonía a veces difícil de realizar, pero precisamente por eso, muy dulce y fuerte, capaz de llevar luz y calor allí donde más se necesita.
Toda la Iglesia les está agradecida. También yo lo estoy y rezo por ustedes
encomendándolos a María, Salud de los enfermos, por medio de las palabras con
las que tantos hermanos y hermanas se han dirigido a ella en las dificultades:
Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios; no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todo peligro,
¡oh siempre Virgen, gloriosa y bendita! Los bendigo, junto con sus familias y
demás seres queridos, y les pido, por favor, que no se olviden de rezar por mí.
Preguntas reflexión:
- ¿Nos quedamos solo en el aspecto negativo de la enfermedad?
- Como cristianos ¿La aprovechamos para encontrarnos con Cristo, para llevar el don de la Esperanza y para compartir lo mejor de nosotros mismos con quién sufre?
- ¿Vemos a Jesús en la humanidad del que atiende, del que vela, del que cura al enfermo a través de la medicina y de la palabra?
- ¿Ponemos en nuestra oración a todos aquellos que sufren enfermedad?
- ¿Damos gracias a Dios por cada minuto de nuestra salud y la de nuestros seres queridos?
MÚSICA: Dios te sanará,
derrotará la enfermedad.
https://www.youtube.com/watch?v=NYS1iKqhjF
ORACIÓN FINAL: Oración por los enfermos.
Padre santo y Padre bueno, gracias por tu bondad para con todos nosotros. Gracias por todas las cosas buenas que nos has concedido a lo largo de nuestra vida. Me acerco a ti, Señor, para pedir que les concedas salud a aquellos que sufren alguna enfermedad en este momento. Señor, te pido que tu mano poderosa llegue hasta cada uno de ellos, concediéndoles alivio para sus dolores y ánimo para el espíritu.
Sobre todas las cosas te pido, Padre, que los enfermos puedan tener un encuentro contigo. Ayúdales a sentir tu presencia y tu mano sobre ellos. Que cada uno de ellos pueda tener contacto con personas que te aman y puedan escuchar el mensaje de salvación. Revela tu amor y tu cuidado a través de tus hijos. Que cada enfermo pueda escuchar sobre Jesús y su sacrificio de amor en la cruz. Que abran sus corazones a ti, Señor, mi Dios, para que reciban la sanidad del alma.
Muestra tu poder en medio de las enfermedades,
Padre amado. Sabemos que tú puedes sanar cualquier enfermedad y en ti está
puesta nuestra confianza. Queremos verte obrar en este día. En el nombre de
Jesús, amén.
Amén.
PADRE NUESTRO/AVE MARÍA/ GLORIA
25 febrero 2025
24 febrero 2025
23 febrero 2025
22 febrero 2025
¡UN PRIMER ENSAYO DE LUJO!
En la mañana de hoy, ha tenido lugar el primer ensayo de la cuadrilla de hermanos costaleros. Comenzamos ilusionados y construyendo un nuevo Miércoles Santo. ¡Que el Señor de la Humildad os bendiga!
16 febrero 2025
UNA ORACIÓN SENCILLA POR LA SALUD DEL PAPA
Desde la Hermandad, pedimos una Oración por la salud de nuestro querido Papa Francisco:
Padre Celestial, te damos gracias por el servicio amoroso del Papa Francisco y la esperanza que inspira en tantos por tu gran misericordia. Te rogamos que tengas piedad de él en este momento de enfermedad y te pedimos que guíes al personal médico que lo cuida. Concédele paz y sanación. Por Cristo nuestro Señor de la Humildad. Amén.
15 febrero 2025
13 febrero 2025
10 febrero 2025
SALE EL BOLETÍN DE LA HERMANDAD 2025
En esta semana comienza el cobro de la cuota anual de Hermanos y con esta, se realiza la edición del BOLETÍN HVMILITAS 2025. Los Hermanos podrán solicitarlo de forma física o verlo a través del código Qr que aparecerá en el reverso del recibo anual. Además, podrán acceder al mismo en la web, redes sociales de la Hermandad mediante la plataforma Heyzine. (De esta manera contribuimos al respeto del medio ambiente).
09 febrero 2025
08 febrero 2025
02 febrero 2025
“SEMBRADORES DE ESPERANZA”
Hoy, además de la Presentación del Señor, también celebramos la Jornada Mundial de la Vida Consagrada. Por ello, aprovechamos para dar gracias a todas aquellas personas que decidieron entregar su vida a Cristo, al servicio de las parroquias, comunidades religiosas y de la sociedad. Especialmente, felicitamos a nuestro Párroco y a nuestras queridas Madres Franciscanas para que sigan siendo sembradores de Esperanza.
01 febrero 2025
31 enero 2025
¡UNA RESPUESTA ABRUMADORA!
Más de sesenta los chavales han acudido esta noche a la llamada del Señor.
29 enero 2025
ESPERANZA
ENCUENTRO DE ORACIÓN DE ENERO DE 2025
TEXTO INTRODUCTORIO
Compartimos la oración que nos reúne al lado del Señor.
Comienza un nuevo año y a la vez, alegres, cumplimos hoy el séptimo aniversario de este Grupo de Oración.
Además, seguimos celebrando por tercer año consecutivo el Centenario franciscano que rememora los últimos años de nuestro Padre Francisco, más en concreto en 2025, los 800 Años del “Cántico de las Criaturas”.
Y también por delante se abre el Jubileo de las Cofradías en el que estas, y todos nosotros, estamos llamados a ser “Peregrinos de la Esperanza”.
Hoy reflexionaremos sobre esa Esperanza en la que depositamos nuestra Fe, esa que nos acerca a Dios y nos hace comprender sus tiempos y sus formas.
Ofrecemos esta oración por todos aquellos que han perdido la Esperanza, que se encuentran en la oscuridad, en el miedo o en la desesperación, para que Jesús de la Humildad siembre en ellos esa luz de Esperanza que los hace volver a caminar, a creer y a crecer en el amor a Dios.
Comencemos sin
perder la actitud con la que siempre venimos aquí.
LECTURAS: Lectura Santo Evangelio según San Juan 3:2–3.
Muy amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que
hemos de ser; pero sabemos que cuando él aparezca, seremos semejantes a él,
porque le veremos tal como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él
se purifica, así como él es puro.
Palabra del Señor.
MÚSICA: Mi Esperanza está en Jesús. Bethany
Wohrle.
https://www.youtube.com/watch?v=Z3KqXRIdAYk
REFLEXIÓN: Un cuento sobre la Esperanza.
Existían millones de estrellas en el cielo. Estrellas de todos los colores: blancas, plateadas, verdes, doradas, rojas y azules. Un día inquietas, ellas se acercaron a Dios y Le dijeron:
- Señor, nos gustaría vivir en la tierra, entre los hombres.
- Así será hecho, respondió el Señor. Las conservaré a todas ustedes pequeñitas, como son vistas para que puedan bajar para la Tierra.
Aquella noche, hubo una linda lluvia de estrellas. Algunas se acurrucaron en las torres de las iglesias, otras fueron a jugar y a correr junto con las luciérnagas por los campos, otras se mezclaron con los juguetes de los niños y la tierra quedó maravillosamente iluminada.
Pero con el pasar del tiempo, las estrellas resolvieron abandonar a los hombres y volver al cielo, dejando la tierra oscura y triste.
- ¿Por qué volvieron? -Preguntó Dios, a medida que ellas iban llegando al cielo-.
- Señor, nos fue imposible permanecer en la tierra. Allá existe mucha
miseria y violencia, mucha maldad, mucha injusticia.
Y el Señor les dijo:
- ¡Claro! El lugar de ustedes es aquí en el cielo. La tierra es el lugar de lo transitorio, de aquello que pasa, de aquel que cae, de aquel que yerra, de aquel que muere, nada es perfecto. El cielo es el lugar de la perfección, de lo inmutable, de lo eterno, donde nada perece.
Después que llegaron todas las estrellas y verificando su número, Dios habló de nuevo:
- Nos está faltando una estrella. ¿Será que se perdió en el camino?
Un ángel que estaba cerca replicó:
-No Señor, una estrella resolvió quedarse entre los hombres.
Ella descubrió que su lugar es exactamente donde existe la imperfección, donde hay límite, donde las cosas no van bien, donde hay lucha y dolor.
- ¿Qué estrella es esa?
- Es la Esperanza Señor. La estrella verde. La única estrella de ese color.
Y cuando miraron para la tierra, la estrella no estaba sola. La Tierra estaba nuevamente iluminada porque había una estrella verde en el corazón de cada persona. Porque el único sentimiento que el hombre tiene y Dios no necesita tener es la Esperanza.
Dios ya conoce el futuro y la Esperanza es propia de la persona humana, propia de aquel que yerra, de aquel que no es perfecto, de aquel que no sabe cómo será el futuro.
Preguntas reflexión:
- ¿Nos reconocemos como peregrinos de Esperanza?
- ¿Somos hombres y mujeres positivos, creyentes, decididos, valientes, impregnados de esa Esperanza?
- ¿Ayudamos a los demás a tener Esperanza en los momentos difíciles?
- ¿Sabemos que la Esperanza es la virtud que capacita al hombre para tener confianza y plena certeza de conseguir la vida eterna?
- ¿Sembramos Esperanza apoyados en el auxilio omnipotente de Dios?
- ¿A que nos comprometemos en este año de la Esperanza?
MÚSICA: Color Esperanza 2020. Varios artistas.
https://www.youtube.com/watch?v=GqOvxbFLwjY
ORACIÓN FINAL: Oración para pedir la
Esperanza.
Dios de la gracia y de la vida eterna,
aumenta y fortalece en nosotros la esperanza;
danos esta virtud de los fuertes,
esta fuerza de los confiados,
este ánimo de los inconmovibles.
Haz que sintamos siempre ansia de ti,
que eres cumplimiento infinito del ser,
haz que siempre confiemos en ti y en tu
fidelidad,
haz que, sin vacilación, nos agarremos siempre a
tu poder
haz que por tu Espíritu que actúa en nosotros sintamos
ese sentimiento.
Entonces, Señor y Dios nuestro,
tendremos la virtud de la esperanza.
Entonces podremos acometer animosos, una y otra
vez,
la tarea de nuestra vida,
entonces vivirá en nosotros la gozosa seguridad
de que no trabajamos en balde;
entonces haremos nuestra obra y sabremos
que, cuando fallan nuestras fuerzas,
tú, Dios omnipotente, operas en nosotros,
por nosotros y sin nosotros,
tu gloria y nuestra salvación eterna,
según tu beneplácito.
Fortalece en nosotros tu esperanza.
Hijo del Padre, Cristo que vives en nosotros,
tú eres la esperanza de nuestra gloria.
Vive en nosotros, somete nuestra vida a las leyes
de tu vida,
haz nuestra vida semejante a la tuya.
Vive tú en nosotros, ora tú en nosotros, padece
tú en nosotros, y nada más deseamos.
Porque si a ti te tenemos, somos ricos. El que te ha hallado, ha hallado la fuerza y la victoria de su vida. Amén.
PADRE NUESTRO/AVE MARÍA/ GLORIA