ENCUENTRO DE ORACIÓN DE JULIO DE 2025
Termina julio, y volvemos a las plantas del Señor Humilde a llenarnos de la paz y el amor de Dios hecho hombre.
En plena época estival, cerramos el mes habiendo disfrutado de festividades como la de la Virgen del Carmen, que ha tenido su besamanos en esta capilla, Sta. María Magdalena, Santiago, San Joaquín y Santa Ana, entre otras muchas fiestas de santos que son ejemplo en nuestra vida cristiana.
Hoy, un bello texto nos hará reflexionar sobre la importancia de gestionar bien las preocupaciones del día a día y ponerlas en manos de Dios.
Ofrecemos esta oración por todos aquellos que están sumidos en la preocupación, que se siente agotados, que no tienen fuerzas para seguir adelante. Pedimos que el Señor de la Humildad los ilumine dándoles luz y esperanza.
Comencemos sin
perder la actitud con la que siempre venimos aquí.
LECTURA: Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 6,34.
“No se preocupen por el mañana, porque el día de mañana traerá sus propias
preocupaciones. Los problemas del día de hoy son suficientes por hoy”
Palabra de Dios.
MÚSICA: Jesús me levantará. Música Cristiana
https://www.youtube.com/watch?v=WauYiZ7Jfrk&list=RDWauYiZ7Jfrk&start_radio=1
REFLEXIÓN: El peso del vaso
En una clase sobre el manejo del estrés, un profesor no encontraba la manera de que sus estudiantes asimilaran sus enseñanzas. Decidió, justo antes de terminar, coger un vaso de agua, levantarlo al frente de todos y preguntarles con seriedad: «Cuánto pesa este vaso?».
Poco a poco todos empezaron a dar sus conjeturas acerca del peso, hasta que no quedó un solo estudiante presente sin que intentara acertar la respuesta. Cuando llegó este momento, el profesor respondió: «A mi parecer, el peso de este vaso es irrelevante. Todo depende de la cantidad de tiempo que lo sostenga». El salón permaneció en silencio y el profesor continuó:
«Si lo sostengo durante un minuto me parecerá que es un vaso muy ligero. Si lo hago durante horas mi brazo creerá que pesa varios kilos. Finalmente, si sostengo el vaso durante un día mi brazo se entumecerá y sentiré que pesa varias toneladas».
Ante la mirada confundida de sus alumnos el profesor expuso: «El peso del vaso no cambia, por supuesto, pero cuanto mayor es el tiempo que decido sostenerlo mayor sentiré que es su peso. Lo mismo sucede con las preocupaciones de la vida: piensa en ellas durante un minuto y te parecerán sencillas. Hazlo durante unas horas y empezarás a preocuparte. Llévalas contigo todo el día y te dejarán paralizado».
Los estudiantes asintieron con el rostro y el profesor puso el vaso sobre
la mesa. Con esta dinámica pudo enseñarle más que todo aquello que había
expuesto durante la clase.
Reflexión:
1. ¿Vivimos y disfrutamos el presente?
2. ¿Enturbiamos nuestras vidas dejándonos llevar por los pensamientos negativos y preocupaciones?
3. ¿Ponemos en manos de Dios esos momentos de desasosiego?
4. Como dice el refrán: ¿Nos ocupamos en vez de preocuparnos?
5. ¿Nos regodeamos a veces en la tristeza y nos hacemos las victimas?
6. ¿Damos importancia excesiva a acontecimientos que nos ocurren y que son banales comparados con los problemas graves que sufren muchos de nuestros hermanos?
7. ¿Nos perdonamos, nos comprendemos y entendemos que la voluntad y los tiempos de Dios no son los nuestros?
MÚSICA: Dios, no me dejarás. Carlos Rivera.
https://www.youtube.com/watch?v=WC5JM307CTs&list=RDWC5JM307CTs&start_radio=1
ORACIÓN FINAL: Oración para aliviar las preocupaciones.
Líbrame, oh, Todopoderoso de las preocupaciones banales y del dolor que nos deja tus pruebas más difíciles. Si todo acto te pertenece, Padre Mío, por qué debería yo preocuparme por tus designios. Líbrame de toda esa penumbra, camina a mi lado, iluminándome en todo momento, porque solo en Ti puede encontrar un refugio.
Líbranos, Señor, porque esta pesadumbre también afecta a mis hermanos. Y no nos permite ver con claridad que toda creación tuya ha nacido con un propósito. Danos fortaleza, que tu luz guíe nuestro espíritu hacia tus maravillosos planes.
Por lo tanto, no se angustien por el mañana, el cual tendrá sus propios afanes. Cada día tiene ya sus problemas. Santísimo Padre, no permitas que volvamos a caer en aquel pesimismo, a sucumbir en la duda y en la falta de confianza, que son nuestras mayores debilidades. Alimenta nuestra fe para alcanzar nuestros destinos, danos firmeza para seguir perseverantes en el camino del Señor.
Gracias, Amado Padre, por nunca abandonarme, aun en estos momentos tan difíciles, porque aún desde la angustia has sabido llevarme de la mano hacia el camino de tu voz. Porque bajo el dolor y los desánimos, has podido esconder una reflexión y una esperanza.
Señor Jesús, infinito es Tu amor.
PADRE NUESTRO/AVE MARÍA/ GLORIA