En la noche de ayer, último Miércoles de mes, el Grupo de Oración se reencontró nuevamente con mucha alegría de manera física a las plantas del Señor.
Celebramos la Natividad de San Juan Bautista, él
fue el predecesor de Jesús, el Hijo de Isabel, la bienaventurada prima de María
en la que Dios obró el milagro de ser madre a pesar de su edad. Juan encarna al
hombre-profeta que anuncia hasta morir la llegada del Mesías. Jesús también se
entrega y se sacrifica a la Misión del Padre, pero va más allá aún, nos deja la
Eucaristía como alimento para los cristianos.
La Eucaristía es el regalo más hermoso que Jesús
nos dejó en la tierra. ¿Qué hubiera sido de nuestra vida sin esta presencia
silenciosa, vigilante y amorosa de Dios en los Sagrarios de las iglesias? ¿Cómo
caminar por los senderos de este mundo sin este Alimento espiritual? La
Eucaristía es el misterio de un Dios que quiso quedarse entre nosotros como
Amigo íntimo, como Compañero inseparable. Las delicias de este Dios es estar
con los hijos de los hombres. Ahí en la Eucaristía Dios se reviste con el velo
de sencillez, de humildad, del anonadamiento, para que nadie pueda decir que es
demasiado grande como para acercarse a Él. ¿Quién será capaz de despreciar este
inmenso y postremo esfuerzo del Corazón de Jesús para ganarse al hombre?
La Eucaristía ha sido el mayor regalo que Cristo
nos dio antes de volver al Padre. En la Eucaristía, Cristo está con su
presencia real, personal y sustancial. En la Eucaristía Cristo se sacrifica por
cada uno de nosotros. En la Eucaristía, Cristo se hace comida y banquete para
todos los hombres. En la Eucaristía, Cristo quiso que se perpetuara hasta el
final de los tiempos el memorial de su pasión, muerte y resurrección, a través
de los sacerdotes.
En la Eucaristía no solamente recibimos la
gracia, sino el Manantial y la Fuente misma de donde brota. Todos los
sacramentos se ordenan a la Sagrada Eucaristía y la tienen como centro. Oculto
bajo los accidentes de pan, Jesús espera que nos acerquemos con frecuencia a
recibirle: el banquete, nos dice, está preparado.
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