29 septiembre 2021

LA FELICIDAD DE NO PEDIRLE NADA A LA VIDA

ENCUENTRO DE ORACIÓN SEPTIEMBRE 2021

Hoy el Grupo de Oración se ha vuelto a reunir a los pies del Señor. Y tras la introducción y lectura de las Bienaventuranzas hemos reflexionado sobre la felicidad a través de esta bella historia:

Había una vez un rey muy anciano que enfermó. Era un hombre muy poderoso, y se resistía a morir, así que mandó llamar a los mejores médicos del reino. Como ninguno consiguió dar con el remedio a su mal, ordenó traer médicos de todo el mundo, pero la respuesta siempre era la misma:

– Es usted muy anciano, majestad, y no hay remedio contra la edad. Morirá en poco tiempo pero porque su vida llega a su fin.

El rey, a pesar de todas estas explicaciones, mandó traer a un hombre muy sabio que vivía lejos, en una montaña. Estaba considerado como el hombre más sabio del planeta. Después de hablar un poco con el rey, le dijo:

– Solo conseguirá curarse si encuentra al hombre más feliz del reino y se pone su camisa. Tendrá que ser aquel que sea feliz con lo que tiene, que no le pida nada a la vida.

El rey se puso muy contento. ¡Al fin tenía un antídoto! Así que mandó a sus consejeros buscar a aquel hombre.

Y ellos encontraron muchos que decían ser ricos y felices, pero cuando les preguntaban si echaban de menos algo, siempre respondían. ¡Nunca estaban del todo satisfechos!

Hasta que una noche, en unas tierras lejanas, los consejeros escucharon a un hombre en un bar dar un golpe en la mesa con una cerveza en la mano y decir: ¡Yo no le pido más a mi vida!

Era un hombre bastante pobre, porque tenía el abrigo remendado y los pantalones raídos, pero sin duda, podía ser el que buscaban.

– Necesitamos que nos acompañes. El rey te está buscando. Puedes curarle y hacerte muy rico- le dijeron.

– ¿Rico? Yo ya soy rico y feliz. ¿Para qué viajar tan lejos para salvar a un rey viejo? Estoy bien donde estoy, gracias.

– No lo has entendido… te hablamos de oro, mucho oro.

Pero no había manera. ¡Imposible sobornar a ese hombre! Definitivamente, era el que buscaban. No había nadie tan feliz con lo que tenía. Así que los consejeros decidieron llevárselo a la fuerza. Le dieron un golpe, lo metieron en un saco y se fueron de vuelta al castillo.

Cuando lo vio, el rey dijo: ¡Rápido, quitadle la camisa y dádmela para que me cure!

Pero entonces, los consejeros, al quitarle el abrigo al pobre, solo encontraron un viejo chaleco.

– Majestad… es tan pobre que no tiene camisa…

El rey entonces, expulsando un largo gemido, murió.

REFLEXIÓN

– Siempre queremos más: Quienes tienen bienes materiales, o quieren más o ansían los bienes que no se pueden tocar y no saben cómo conseguir. Quienes no tienen los suficientes bienes materiales, creen ser felices con lo que tienen pero en realidad esconden una carencia. Aún así, en esta historia es más feliz el hombre pobre y sin camisa que el rico rey al que no parecía bastarle su riqueza. Al fin y al cabo, los bienes materiales aportan menos felicidad que aquellos que solo nos llenan por dentro.

– El verdadero sentido de ‘ponerse la camisa’ del pobre: El sabio le dijo al rey la verdad, solo que él no supo interpretar sus palabras. Creía que el sabio se refería a ponerse la camisa de otra persona, algo físico. Pero en realidad, el sabio quería decirle que debía sentir como el hombre pobre. Es decir, le hablaba de empatía, de ponerse en su lugar, de ser capaz de ver cómo ese hombre veía y sentir la plenitud que él sentía. Esa era la única ‘cura’ para el rey, porque en realidad su enfermedad no estaba relacionada con ningún mal físico. Su enfermedad era espiritual.

– La enfermedad del rey: el rey tenía muchos años y sus ‘achaques’ eran normales. Para ellos no había ninguna cura. Sin embargo, su verdadera enfermedad tenía que ver con el espíritu: no era capaz de ser feliz, y eso sí era un problema. Deseaba más y más vida porque la que había tenido no le había llenado lo suficiente. La única forma de curar ese mal era ‘ver’ con los ojos de una persona realmente feliz, aquel que no quiera más, que viva el presente en plenitud, que se conforme con lo que la vida le da a cada momento.

– La muerte llega para todos, no desperdiciemos la vida: debemos prestar más atención a los bienes que nos llenan por dentro y no a los bienes materiales que nos aportan una felicidad superflua. Así, cuando la vida llegue a su fin, no sentiremos esa necesidad imperiosa de vivir de nuevo. Aceptaremos el final como bien aceptamos todo lo demás en la vida. La vida, al fin y al cabo, se trata de una aceptación constante con lo que nos ofrece.

ORACIÓN FINAL: Oración para ser feliz

Hoy seré feliz. Expulsaré de mi espíritu todo pensamiento triste. Me sentiré más alegre que nunca. No me lamentaré de nada. Hoy agradeceré a Dios la alegría y la felicidad que me regala. Hoy trataré de ajustarme a la vida. Aceptaré al mundo como es y procuraré encajar en él. Si sucede algo que me desagrada, no me mortificaré ni me lamentaré, agradeceré que haya sucedido. Porque así se puso a prueba mi voluntad de ser feliz.

Hoy seré dueño de mis sentimientos, de mis nervios y de mis impulsos. Para triunfar tengo que tener dominio de mi mismo.

Hoy trabajaré alegremente con entusiasmo y pasión, haré de mi trabajo…una diversión. Comprobaré que soy capaz de trabajar con alegría. Disfrutaré mis pequeños triunfos, no pensaré en los fracasos.

Hoy seré amigable. No criticaré a nadie. Y si comienzo a criticar a una persona, cambiaré la critica por elogios. Toda persona tiene sus defectos y sus virtudes. Olvidaré los defectos y concentraré mi atención en las virtudes. Hoy evitaré las discusiones desagradables.

Hoy voy a eliminar dos plagas de mi vida: la prisa y la indecisión. Hoy viviré con calma, con paciencia; porque la prisa es el enemigo de una vida feliz y triunfante. No permitiré que la prisa me abrume.

Hoy tendré confianza en mi mismo porque Dios está conmigo. Hoy haré frente a todos los problemas con decisión y valentía y no dejaré ninguno para mañana. Hoy no tendré miedo. Actuaré valientemente… el futuro me pertenece.

Hoy tendré confianza en que Dios ayuda a los que luchan y trabajan. Hoy no envidiaré a los que tienen mas dinero o más salud que yo. Contaré mis bienes y no mis males. Compararé mi vida con la de otros……que sufren más.

Hoy trataré de resolver los problemas de hoy. El futuro se resuelve así mismo. El destino pertenece a los que luchan. Hoy tendré un programa que realizar. Si algo queda sin hacer, no me desesperaré, lo haré mañana.

Hoy no pensaré en el pasado. No guardaré rencor a nadie, practicaré la ley del perdón. Asumiré mis responsabilidades y no echaré las culpas a otras personas de mis fracasos.

Hoy comprobaré que Dios me ama y me premia con su amor.

Hoy haré un bien a alguien. Buscaré a alguna persona para hacerlo sin que lo descubra, seré cortés y generoso. Al llegar la noche comprobaré que Dios me premió con un bien, con un día de plena felicidad.

Puede visualizarse completa en humildadvilladelrio.blogspot.com en la pestaña Grupo de Oración.

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