30 marzo 2022

"LA PAZ OS DEJO, LA PAZ OS DOY"

ENCUENTRO DE ORACIÓN DE MARZO DE 2022

(Se realiza a través de Redes Sociales por montaje de pasos y cultos en la Parroquia)


TEXTO INTRODUCTORIO

Volvemos a celebrar la oración que cada último miércoles de mes nos reúne al lado del Señor.

Cerramos marzo, y en esta Cuaresma que ya da a su fin dedicaremos la oración de hoy a la Paz, a la unidad por los hermanos y hermanas que sufren la guerra en el mundo, y en especial la de Ucrania.

Comencemos sin perder la actitud de silencio con la que siempre venimos aquí.


MÚSICA:

Una plegaria de Paz. Athenas.

https://www.youtube.com/watch?v=FAQS6s_Ff-0


LECTURA DEL EVANGELIO

Lectura del Santo Evangelio de hoy según San Juan (14,27-31a):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no turbe vuestro corazón ni se acobarde.

Palabra de Dios.


REFLEXIÓN

“¡Señor, hazme un instrumento de tu paz!”

El santo de Asís se dirige a Dios para hacerle una súplica muy especial, pues solo Él, con su sabiduría y misericordia infinita, es capaz de inflamar los corazones de los hombres para hacer cosas que superan en mucho la pequeñez de la naturaleza humana, obras titánicas como ser un medio para lograr la paz en el seno de la sociedad donde vivimos.

Actualmente vivimos en un mundo marcado por la violencia, las guerras causan sus estragos en Medio Oriente, África y Ucrania; el terrorismo mantiene angustiada a la población de Europa y Estados Unidos; en México la lucha contra los narcotraficantes es aprovechada también por todo tipo de delincuentes. Los noticieros nos presentan noticias de tiroteos, asesinatos en escuelas y casas por todo el mundo. Se escuchan muchos casos de maltrato entre los esposos, a los padres ancianos o a los niños. Pero también muchas personas están inconformes consigo mismas y por eso se auto maltratan, no tienen armonía en su ser, les falta la paz interna.

Al tiempo que deseamos la paz, la vemos tan lejana, como si fuera una utopía, por lo que muchas veces nos sentimos impotentes para hacer algo efectivo a su favor, por eso además de orar para que impere la paz en el mundo, es conveniente convertirnos en agentes de la misma, haciendo acciones que ayuden a la conciliación de las personas y de uno mismo, con actos que pueden parecer muy pequeños, pero pueden ser efectivos con grandes consecuencias posteriormente.

Hablamos de la paz, lo que conocemos como el “sosiego y buena correspondencia de unas personas con otras, especialmente en las familias, en contraposición a las disensiones, riñas y pleitos.” Pero además de la vida social, también se refiere a la vida interna de la persona, y por eso el Diccionario de la Real Academia nos proporciona otra acepción: “Virtud que pone en el ánimo tranquilidad y sosiego, opuestos a la turbación y las pasiones.” En pocas palabras, nos lleva a una situación de ausencia de conflicto en el alma del individuo y en sus relaciones con los demás.

Así, el Catecismo de la Iglesia Católica nos enseña como “el respeto y el desarrollo de la vida humana exigen la paz. La paz no es sólo ausencia de guerra y no se limita a asegurar el equilibrio de fuerzas adversas. La paz no puede alcanzarse en la tierra, sin la salvaguardia de los bienes de las personas, la libre comunicación entre los seres humanos, el respeto de la dignidad de las personas y de los pueblos, la práctica asidua de la fraternidad. Es la “tranquilidad del orden” (San Agustín, De civitate Dei 19, 13). Es obra de la justicia (cf Is 32, 17) y efecto de la caridad (cf GS 78, 1-2).”

“La paz terrenal es imagen y fruto de la paz de Cristo, el “Príncipe de la paz” mesiánica (Is 9, 5). Por la sangre de su cruz, “dio muerte al odio en su carne” (Ef 2, 16; cf Col 1, 20-22), reconcilió con Dios a los hombres e hizo de su Iglesia el sacramento de la unidad del género humano y de su unión con Dios. “El es nuestra paz” (Ef 2, 14). Declara “bienaventurados a los que construyen la paz” (Mt 5, 9).”

Ahora bien, pide ser un instrumento, una herramienta que se deja manipular según la voluntad de quien la lleva en su mano y por lo tanto no puede hacer cosa distinta. Aquí me viene a la mente esa parte del Padre Nuestro “hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo”. Un abandono total a los designios amorosos del Maestro de Nazareth, quien nos recalcó como principales mandamientos de la ley divina: El primero, “amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas”, y el segundo “amarás a tu prójimo como a ti mismo”. En esta línea, San Francisco pide le permita hacer una serie de actos amorosos según las circunstancias lo vayan requiriendo como consecuencia de las flaquezas de la naturaleza humana.

Phillip H. Brubeck G.

 

PREGUNTAS REFLEXIÓN

-         ¿Eres instrumento de Paz? ¿Medias en los conflictos u omites inmiscuirte en problemas?

-         ¿Eres capaz de dar el primer paso para reconciliarte?

-         ¿Estás en Paz contigo mismo?

-         ¿Eres consciente de la importancia de la Paz en lo pequeño ahora que vemos la Guerra injustificada en las noticias?

-         ¿Eres sensible? ¿Sientes el desgarro de nuestros hermanos en esta guerra o la ves como una de las muchas películas de violencia?

-         ¿Participas de la Paz a través de la Oración?

 

MÚSICA:

Imagine. John Lennon (Boyce Avenue piano acoustic cover)

https://www.youtube.com/watch?v=qrpvq6xef2A

 

ORACIÓN FINAL: Oración de San Francisco

Señor, haz de mí un instrumento de tu paz.

Que allá donde hay odio, yo ponga el amor.

Que allá donde hay ofensa, yo ponga el perdón.

Que allá donde hay discordia, yo ponga la unión.

Que allá donde hay error, yo ponga la verdad.

Que allá donde hay duda, yo ponga la Fe.

Que allá donde desesperación, yo ponga la esperanza.

Que allá donde hay tinieblas, yo ponga la luz.

Que allá donde hay tristeza, yo ponga la alegría.

 

Maestro, que yo no busque tanto ser consolado, cuanto consolar,

ser comprendido, cuanto comprender,

ser amado, cuanto amar.

Porque es dándose como se recibe,

es olvidándose de sí mismo como uno se encuentra a sí mismo,

es perdonando, como se es perdonado,

es muriendo como se resucita a la vida eterna.

Amén.

 

PADRENUESTRO/GLORIA/AVEMARÍA

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