27 abril 2022

EL AMOR DE DIOS

ENCUENTRO DE ORACIÓN. ABRIL 2022

Esta noche hemos vuelto a celebrar la oración de cada último miércoles de mes. Alegres por la recién estrenada Pascua nos volvemos a reunir para dar gracias por el mayor regalo de Dios a los Hombres, su Hijo.

Hemos ofrecido esta oración por nuestros hermanos que entregan su vida por el mensaje del amor, la paz, la solidaridad y la entrega a los más necesitados.

Lectura del Santo Evangelio según San Juan 3, 16-21

Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna.

Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.

El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios.

Este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal detesta la luz, y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras.

En cambio, el que obra la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios. Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

Los apóstoles, con valentía, anunciaban al pueblo la resurrección de Jesús, y muchos creían en sus palabras. Las autoridades judías estaban molestas con esta situación y les encarcelaron para que dejasen de hablar de Jesús resucitado.

Estando en la cárcel, “por la noche, el ángel del Señor les abrió las puertas y los sacó afuera pidiéndoles que siguiesen predicando este modo de vida”. Lo que volvieron a hacer porque no podían callar, tenían que seguir predicando a Jesús. Las autoridades les volvieron a detener con la misma prohibición de hablar de Jesús. Sabemos bien que libres no hicieron caso a esta prohibición y gastaron su vida escuchando a su Maestro: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio”. La mejor noticia que podían ofrecer a sus oyentes.

A lo largo de estos XXI siglos de cristianismo, los seguidores de Jesús muerto y resucitado, se han encontrado con diversas actitudes de las autoridades o del mismo pueblo, actitudes de acogida, y actitudes de rechazo y de prohibición. Pero los cristianos, viviendo distintas circunstancias, de una manera o de otra, han seguido predicando la buena noticia de Jesús, la mejor noticia de todos los tiempos. Un grupo numeroso de esos cristianos han pagado y siguen pagado con su vida, con su martirio, este proclamar a Jesús, que les espera después de su muerte para regalarles la vida de total felicidad y para siempre.

Todo lo que hizo Dios fue movido por el amor, no por la malicia, por la vanidad. Todo lo que sale de las manos de Dios es producto del amor, porque Dios es Amor, no sabe más que amar.

De entrada, en el dialogo de Jesús con Nicodemo le recuerda que Dios nos envió a su hijo movido por el amor. “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su hijo único”. Y ¿para qué le mandó hasta nosotros? No para condenar, para castigar a los habitantes de la tierra, sino para todo lo contrario para salvarlos a todos “para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna”.

Esta fue la intención amorosa de Dios con el envío de su hijo Jesús. Pero no quiere salvarnos sin nuestra colaboración. Nos deja libres para aceptar o rechazar su sublime regalo. Ahí está la grandeza y a la vez la tragedia de toda persona humana. Ejerciendo nuestra libertad podemos aceptar a Jesús, su salvación, la vida plena y eterna, siguiendo los pasos que él nos indica; o podemos ejercer nuestra libertad rechazando su regalo, al mismo Jesús y a todas sus indicaciones. En nuestras manos está el elegir.

PREGUNTAS-REFLEXIÓN
- ¿Nos acercamos en nuestra vida a la luz de Cristo?
- ¿Proclamamos su mensaje alegres y orgullosos de ello?
- ¿Reconocemos el gran regalo que Dios nos hace?
- ¿Cuál es nuestra actitud ante el Cristo Resucitado?
- ¿Nos mueve el amor?
- ¿Hacía donde nos lleva nuestra libertad de elección?

ORACIÓN FINAL: Muerte y resurrección

Al morir mi amigo algo de mí que ya era él se fue.
Algo de mí resucitó en él.
Algo de él que todavía es yo se quedó.
Algo de él espera en mí resurrección.

El tiempo al andar parece devorar todo el amor.
Pero cuanto más aleja en el pasado mi recuerdo,
más me acerca al encuentro sin distancia del futuro.

Aunque en mí cada día tiene su poda, su espera y su cosecha,
para él ya toda la historia se cumplió, yo llegué con él, y allí estoy.

Gracias, Señor.

Puede visualizarse completa en:
https://humildadvilladelrio.blogspot.com/p/grupo-de-oracion-hvmilitas.html

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