Encuentro del Grupo de Oración. Marzo 2023.
TEXTO INTRODUCTORIO
Volvemos a celebrar la oración que nos reúne al lado del Señor. Esta vez por motivos de organización y espacio en la Parroquia, a través de la Web y redes sociales de la Hermandad.
Cercano ya el Viernes de Dolores, y aprovechando esa bella iconografía del corazón de la Virgen atravesado por los siete puñales, le daremos significado y trascendencia reflexionando sobre “Los siete Dolores de María”.
Ofrecemos esta oración por todos aquellos que sufren la enfermedad física o mental, por los que sufren la perdida de seres queridos… y en general, por todos aquellos cuyo sentimiento humano se defina como sufrimiento.
Comencemos sin perder la actitud con la que siempre venimos aquí.
LECTURA:
Lectura del Santo Evangelio según San Juan 19. 27-27.
Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María,
mujer de Cleofás, y María Magdalena.
Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien Él amaba, Jesús le dijo: “Mujer, aquí tienes a tu hijo”. Luego dijo al discípulo: “Aquí tienes a tu madre”. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió como suya. Palabra del Señor.
MÚSICA:
Dios háblame. Natalia Latorre.
https://www.youtube.com/watch?v=GvHAvTQuF8k
REFLEXIÓN: Los siete Dolores de María.
1er Dolor: La profecía de Simeón en la presentación del Niño Jesús
Virgen María: por el dolor que sentiste cuando Simeón te anunció que una espada de dolor atravesaría tu alma, por los sufrimientos de Jesús, y ya en cierto modo te manifestó que tu participación en nuestra redención sería a base de dolor; te acompañamos en este dolor... Y, por los méritos del mismo, haz que seamos dignos hijos tuyos y sepamos imitar tus virtudes.
Dios te salve María, llena eres de gracia, El Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.
2º Dolor: La huida a Egipto con Jesús y José
Virgen María: por el dolor que sentiste cuando tuviste que huir precipitadamente tan lejos, pasando grandes penalidades, sobre todo al ser tu Hijo tan pequeño; al poco de nacer, ya era perseguido de muerte el que precisamente había venido a traernos vida eterna; te acompañamos en este dolor . . . Y, por los méritos del mismo, haz que sepamos huir siempre de las tentaciones del demonio.
Dios te salve María, llena eres de gracia, El Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.
3er Dolor: La pérdida de Jesús
Virgen María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al perder a tu Hijo; tres días buscándolo angustiada; pensarías qué le habría podido ocurrir en una edad en que todavía dependía de tu cuidado y de San José; te acompañamos en este dolor . . . Y, por los méritos del mismo, haz que los jóvenes no se pierdan por malos caminos.
Dios te salve María, llena eres de gracia, El Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.
4º Dolor: El encuentro de Jesús con la cruz a cuestas camino del calvario
Virgen María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al ver a tu Hijo cargado con la cruz, como cargado con nuestras culpas, llevando el instrumento de su propio suplicio de muerte; Él, que era creador de la vida, aceptó por nosotros sufrir este desprecio tan grande de ser condenado a muerte y precisamente muerte de cruz, después de haber sido azotado como si fuera un malhechor y, siendo verdadero Rey de reyes, coronado de espinas; ni la mejor corona del mundo hubiera sido suficiente para honrarle y ceñírsela en su frente; en cambio, le dieron lo peor del mundo clavándole las espinas en la frente y, aunque le ocasionarían un gran dolor físico, aún mayor sería el dolor espiritual por ser una burla y una humillación tan grande; sufrió y se humilló hasta lo indecible, para levantarnos a nosotros del pecado; te acompañamos en este dolor . . . Y, por los méritos del mismo, haz que seamos dignos vasallos de tan gran Rey y sepamos ser humildes como Él lo fue.
Dios te salve María, llena eres de gracia, El Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.
5º Dolor: La crucifixión y la agonía de Jesús
Virgen María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al ver la crueldad de clavar los clavos en las manos y pies de tu amadísimo Hijo, y luego al verle agonizando en la cruz; para darnos vida a nosotros, llevó su pasión hasta la muerte, y éste era el momento cumbre de su pasión; Tú misma también te sentirías morir de dolor en aquel momento; te acompañamos en este dolor. Y, por los méritos del mismo, no permitas que jamás muramos por el pecado y haz que podamos recibir los frutos de la redención.
Dios te salve María, llena eres de gracia, El Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.
6º Dolor: La lanzada y el recibir en brazos a Jesús ya muerto
Virgen María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al ver la lanzada que dieron en el corazón de tu Hijo; sentirías como si la hubieran dado en tu propio corazón; el Corazón Divino, símbolo del gran amor que Jesús tuvo ya no solamente a Ti como Madre, sino también a nosotros por quienes dio la vida; y Tú, que habías tenido en tus brazos a tu Hijo sonriente y lleno de bondad, ahora te lo devolvían muerto, víctima de la maldad de algunos hombres y también víctima de nuestros pecados; te acompañamos en este dolor... Y, por los méritos del mismo, haz que sepamos amar a Jesús como Él nos amó.
Dios te salve María, llena eres de gracia, El Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.
7º Dolor: El entierro de Jesús y la soledad de María
Virgen María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al enterrar a tu Hijo; El, que era creador, dueño y señor de todo el universo, era enterrado en tierra; llevó su humillación hasta el último momento; y aunque Tú supieras que al tercer día resucitaría, el trance de la muerte era real; te quitaron a Jesús por la muerte más injusta que se haya podido dar en todo el mundo en todos los siglos; siendo la suprema inocencia y la bondad infinita, fue torturado y muerto con la muerte más ignominiosa; tan caro pagó nuestro rescate por nuestros pecados; y Tú, Madre nuestra adoptiva le acompañaste en todos sus sufrimientos: y ahora te quedaste sola, llena de aflicción; te acompañamos en este dolor. Y, por los méritos del mismo, concédenos a cada uno de nosotros la gracia particular que te pedimos…
Dios te salve María, llena eres de gracia, El Señor es contigo, bendita tu
eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa
María Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de
nuestra muerte, Amén.
PREGUNTAS REFLEXIÓN:
-
¿Vemos en María el dolor del mundo?
-
¿Ponemos en las manos Jesús o de su Madre nuestros “dolores”?
-
¿Estamos atentos a los “dolores” de nuestros hermanos?
-
¿Somos conocedores de que más allá de los “dolores” del cuerpo están los
del alma y el corazón?
-
¿En nuestra oración diaria están aquellos que sufren?
MÚSICA:
La Fe de María. Ítala Rodríguez
https://www.youtube.com/watch?v=RBQJeG84nbo
ORACIÓN FINAL: Oración a la Virgen de los Dolores
Oh Madre de los dolores y reina de los mártires, que tanto sufriste al ver a tu Hijo flagelado, escarnecido y muerto para salvarme, acoge mis plegarias.
Madre amable, concédeme una verdadera contrición de mis pecados y un sincero cambio de vida.
Nuestra Señora de los Dolores, que estuviste presente en el calvario de Nuestro Señor Jesucristo, permanece también presente en mis calvarios. Te suplico esta gracia de la que tanto necesito: (Haz tu petición)
Por piedad, oh abogada de los pecadores, no dejes de amparar mi alma en aflicción y en el combate espiritual que estoy atravesando en todo momento.
Nuestra Señora de los Dolores, cuando los dolores y los sufrimientos
lleguen, no dejes que me desanime.
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