27 diciembre 2023

“LA NAVIDAD ES PAZ, NO PERFECCIÓN”

Encuentro del Grupo de Oración. Diciembre 2023.

Hoy hemos vuelto a celebrar la oración que nos reúne al lado del Señor.

Estamos cerrando el año y un mes en el que dentro del tiempo de Adviento, hemos festejado la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, la Festividad de la Esperanza y, sobre todo, el misterio más importante para los cristianos en el que Dios se hace hombre: la Natividad de Ntro. Señor Jesucristo.

Por ello, reflexionaremos sobre este bello texto de Ginger Garrett sobre la Navidad y la actitud que tomamos ante ella.

Ofrecemos esta oración por todos aquellos que no tienen Paz, ya sea por situación de guerra o por la paz interior personal. Por los que basan su vida en buscar la perfección obviando los momentos reales y especiales que nos regala la vida desde lo imperfecto. Por todos los seres humanos, para que vivan una verdadera Navidad en Paz.

LECTURA:
Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 2:8-21.
Esa misma noche, unos pastores estaban cuidando sus ovejas cerca de Belén. De pronto, un ángel de Dios se les apareció, y la gloria de Dios brilló alrededor de ellos. Los pastores se asustaron mucho, pero el ángel les dijo: «No tengan miedo. Les traigo una buena noticia que los dejará muy contentos: ¡Su Salvador acaba de nacer en Belén! ¡Es el Mesías, el Señor! Lo reconocerán porque está durmiendo en un pesebre, envuelto en pañales.» De pronto, muchos ángeles aparecieron en el cielo y alababan a Dios cantando: «¡Gloria a Dios en el cielo, y paz en la tierra para todos los que Dios ama!»
Palabra de Dios.

MÚSICA:
Paz, Señor. Coro Sentimiento

REFLEXIÓN: La Navidad es Paz, no perfección.
Un hombre parcialmente paralizado estaba teniendo problemas para desplazarse por el pasillo de la tienda abarrotada de compradores navideños. Mientras pasaba frente a mí, el bullicioso gentío nos empujó el uno hacia el otro, y entonces lo escuche susurrar tímidamente: Feliz Navidad. Su cuerpo estaba enfermo, pero él irradiaba paz.

Eso me hizo recordar que la Navidad es la paz de Dios que viene a habitar en medio de nuestras circunstancias. Después de todo, la primera Navidad no parecía perfecta.

Ninguna mujer quiere dar a luz rodeada de animales y cabalgar sobre un asno durante el noveno mes de embarazo. Sin embargo, cada detalle, cada inconveniente y cada humillación, eran parte del misterioso plan de Dios.

Podemos quedar atrapados por el mito de la celebración perfecta cuando ella refleja nuestros propios deseos. Pero la Navidad se trata del regalo de Dios para nosotros: la paz en un mundo caído y llamado a confiar en su plan.

La Navidad llega, estemos listos o no para recibirla. Las bendiciones de Dios no están cautivas por agendas apretadas. La paz no es una recompensa para aquellos que terminan de hacer todo el 24 de diciembre. Ella simplemente nos llena el corazón cualesquiera que sean nuestras circunstancias. De manera muy parecida, Cristo no necesitó que termináramos de hacer nuestro trabajo antes de que Él pudiera salvarnos. El Mensaje de Navidad es "Paz a Vosotros".

La salvación de Dios siempre nos ha encontrado en las circunstancias y realidades más insólitas —incluso de rodillas junto a un pesebre.
En verdad ese era un lugar insólito, especialmente para una madre primeriza. Pienso que, si José lo hubiera planeado mejor, podrían haber llegado a Belén antes. Podrían haber conseguido una habitación. María habría estado más cómoda.

Pero en ese establo, Dios celebró el nacimiento de su Hijo y la culminación de siglos de espera y preparativos. Si alguien tenía derecho a exigir que todo fuera perfecto en ese día, ese era Dios.

Quizás el Padre celestial quería privacidad —un ambiente íntimo y tranquilo para el nacimiento de su Hijo. Después de todo, si María hubiera conseguido una habitación en la posada, habría estado rodeada de gente, y no hay nada más perturbador que un extraño que quiere ser servicial.

Pero Dios nos dio a Jesús en sus términos y a su manera. Si esa primera mañana de Navidad parecía menos que ideal, era porque se trataba de algo totalmente distinto, era divina.

Puede ser que usted no pase la mañana de Navidad en un establo. Puede ser que consiga una habitación en la posada. Puede ser, incluso, que termine de hacer sus compras, preparar la comida y decorar el árbol. Pero si se le cansa el cuerpo, si su camino se le vuelve difícil y si nada le sale conforme a lo planeado, recuerde que usted puede abrazar la Navidad tal y como se encuentre.

Rechacemos las falsas promesas de perfección. Usted no tiene que esperar por la paz, porque la paz no esperó por usted. Ella está aquí y ahora mismo.

PREGUNTAS REFLEXIÓN:
- ¿Aceptamos nuestras circunstancias o perdemos nuestra paz por la impaciencia o porque no salen las cosas como planeamos?
- ¿Respetamos y aceptamos los tiempos de Dios?
- ¿Cómo estas viviendo esta Navidad? ¿Desde lo perfecto de los regalos, la cena, las compras o desde la Paz, el encuentro y la aceptación de tus circunstancias?
- ¿Sabes que la Navidad es la paz de Dios que viene a habitar en medio de tus circunstancias?
- ¿Abrazas la Navidad, pones a Jesús en el centro de la celebración y de tu vida?

MÚSICA:
Noche de Paz.

ORACIÓN FINAL: Oración de la Alegría por el Nacimiento.
¡Qué alegría!
Sí, qué alegría cuando me dijeron: ven, vamos a la casa del Señor, ¡ha llegado el Mesías esperado!, ¡ha nacido Jesús, el Salvador!.

¡Qué alegría!
Yo dejé todo cuanto allí tenía, sólo elegí el cordero más hermoso y corrí por los montes y cañadas al encuentro del Todopoderoso.
Brillaban las estrellas en el cielo, más grandes, más espléndidas, más puras, las voces de los ángeles cantaban: ¡Hosanna! ¡Gloria a Dios en las alturas!¡Aleluya!¡Aleluya!

El sol resplandecía en el pesebre, la noche de repente se hizo día, se rasgaron de golpe las tinieblas y una luz celestial nos envolvía. ¡Qué alegría!

Allí estaba, en los brazos de María, el niño-Dios, el trigo de Belén.
Mi corazón latía apresurado pues quería abrazarle yo también.
Me acerqué vacilante y vi en sus ojos el fuego del amor que me ofrecía, ¡y me llené de Dios en ese instante! y comprendí el porqué de mi alegría.

PADRENUESTRO, AVEMARÍA Y GLORIA

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