Han pasado unos días fuertes de vivencias y fe desde el Miércoles Santo, y además, la reciente muerte de nuestro querido Papa Francisco, por lo que hasta hoy, no hemos querido hacer una breve reflexión de nuestra Estación de Penitencia.
Solo fueron dos horas de una tarde en la que se prometía buen tiempo, pero la lluvia y el viento hicieron su aparición recortando itinerarios y tiempos, pero nunca la devoción al Cristo Humilde.
¿Qué tiene el Señor de la Humildad? Que hace que cada año, cada día y en cada momento sean más las personas que lo buscan para dar gracias, para pedir su intercesión, para hablarle de sus pensamientos y problemas, para poner en sus manos las cosas de la vida.... pues ÉL, el Dios que se encorva, que se se inclina y se dobla, como ese "lirio tronchao" tiene esa mirada dulce que hace nacer la Esperanza ante la adversidad, da el consuelo a quién ya no puede más y es luz de resurrección en cada instante en que vivimos intensamente el amor a los demás.
Gracias a nuestras queridas Madre Franciscanas por acompañarnos otro año más, a toda la familia HUMILITAS ( todos iguales ante los ojos del Señor), gracias a la Junta de Gobierno por un trabajo infatigable, gracias a la AM Jesús Caído por su cercanía y buen hacer, y por supuesto, gracias a Villa del Río por estar siempre ahí en todo lo que emprendemos.
Que el Señor de la Humildad os bendiga a todos con otro año más de amor y salud.
¡Enhorabuena a todos, entre todos hacemos la Hermandad!
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