
ENCUENTRO DE ORACIÓN DE OCTUBRE DE 2025
TEXTO INTRODUCTORIO
Termina octubre, y volvemos a las plantas del Señor Humilde a llenarnos de la paz y el amor de Dios hecho hombre.
En este mes “Franciscano y Misionero” hemos pedido a través del Santo Rosario por la paz de un mundo atrincherado en guerras entre culturas y entre hermanos. Hemos vivido festividades de la Madre de Cristo; como el Rosario y El Pilar, o de otros Beatos y santos presentes en nuestras metas, como Francisco, Mª Ana, Santa Teresa, San Carlo Acutis, San Juan Pablo II y San Rafael, entre otros.
Hoy, una historia y el Santo Evangelio nos harán reflexionar sobre la importancia y el poder de la Oración.
Ofrecemos este encuentro por todos aquellos que ponen en su oración las necesidades de los demás y las propias. Por todas las órdenes religiosas que dedican su tiempo a la contemplación y ofrecen su rezo por un mundo de ruido y de prisas que no encuentra tiempo para dedicar a Dios.
Comencemos sin
perder la actitud con la que siempre venimos aquí.
MÚSICA: Dios está Aquí – Athenas.
https://www.youtube.com/watch?v=PGzQTQShf8A&list=RDPGzQTQShf8A&start_radio=1
REFLEXIÓN:
El poder de la oración
Un barco naufragó en una tormenta y sólo dos hombres pudieron nadar hasta una isla desierta. Los dos hombres no sabían qué hacer y decidieron que ambos debían orar a Dios.
Decidieron que para saber cuál de los dos haría las oraciones más eficaces iban a separarse; y, así, decidieron establecerse en lados opuestos de la isla.
Lo primero
por lo que oraron fue por alimentos. A la mañana siguiente, el primer hombre
vio un frondoso árbol de frutas en su territorio, del cual pudo comer. El
segundo hombre no recibió nada.
Varios días después el primer hombre se sintió solo y oró por una mujer que le acompañase.
Al próximo día, otro barco naufragó y la única sobreviviente fue una mujer que llegó a su territorio y allí se estableció como su compañera.
Los dos hombres siguieron orando y el primero pidió en sus oraciones casa, ropa y más alimentos. Como por arte de magia el primer hombre recibió todos sus deseos, mientras el segundo nada recibía.
Finalmente, el primer hombre oró por un barco de manera que él y su compañera pudieran dejar la isla. Al día siguiente, un barco llegó milagrosamente al lado donde él vivía, y decidió dejar al segundo hombre abandonado en la isla, pues consideró que sus oraciones no habían recibido la bendición de Dios y por eso no habían sido respondidas.
Cuando el
barco zarpaba de la isla escuchó una voz resonando desde los cielos que le
preguntó:
El primer
hombre respondió a la voz:
- Mis bendiciones son sólo mías porque fui yo quien las pidió. Las súplicas de mi compañero no fueron escuchadas por Dios, porque Dios no tenía nada para él
La voz le
respondió:
- Estás totalmente equivocado, él sólo tuvo una súplica que yo le respondí.
A lo cual el primer hombre preguntó:
- Dime entonces, ¿Qué pidió él para que yo le deba algo en pago?
La voz le respondió:
- Él oró sencillamente para que todas tus súplicas fueran concedidas.
MÚSICA: Carlos Rivera - Alguien Oró Por
Mi.
https://www.youtube.com/watch?v=GlUHipVXXqM&list=RDGlUHipVXXqM&start_radio=1
LECTURA: Evangelio según San Juan 14:13-14)
“Cualquier cosa que ustedes pidan en mi nombre, yo la haré; así será glorificado el Padre en el Hijo. Lo que pidan en mi nombre, yo lo haré.” Palabra de Dios" Palabra de Dios.
Reflexión: (Rvdo. Jeremías)
ORACIÓN FINAL: Oración para quien no sabe rezar.
Señor, no sé qué hago aquí....
Nada... pues nada sé hacer...
Quisiera rezar... no sé... pero no importa.
No rezo, porque no sé.
Señor, no sé qué hago aquí..., pero estoy contigo
y eso me basta.
Y yo sé que estás aquí, delante de mí.
Señor, quisiera veros...
Pero ¿hasta cuándo, Señor?
¿Y mientras tanto? ¿Cómo podré resistir?
Soy débil, soy flojo, soy pecado, soy nada.
Pero Señor, quisiera veros, aunque sé que no lo
merezco.
¡Cuántas veces me pongo delante de Ti,
mis primeros movimientos son de vergüenza.
Señor, Tú sabes por qué.
Pero después, Señor, ¡qué bueno sois!
Después de verme a mí, os veo a Vos
y entonces al contemplar vuestra misericordia que
no me rechaza,
mi alma se consuela y es feliz.
Pensar que os ofendí y que a pesar de ello me
amáis
y me permitís estar en vuestra presencia sin que
vuestra justa ira me aniquile...
¡Señor, déjame llorar mis culpas,
pero dame un corazón grande, muy grande
para poder corresponder un poquito, aunque sea
muy poquito,
al inmenso amor que me tenéis".
Amén.
PADRE NUESTRO/AVE MARÍA/ GLORIA
No hay comentarios:
Publicar un comentario