Las Franciscanas imponen al Señor un broche con las Reliquias de María Ana Mogas
Durante el día de ayer, el Cristo de la Humildad recibió el amor de cuantos se acercaron a besarlo y a contemplar su imagen dispuesta en su capilla de la Parroquia.
A las diez de la mañana se abrían las puertas entre una nube de incienso y música clásica coral.
La Vocalía de Culto ya había dispuesto un altar muy cuidado, presidido en su parte alta por “Jesús niño, buen pastor” iluminado por los fanales del antiguo paso procesional y dos de los faroles de la Hdad. del Santo Entierro. A ambos lados, las insignias de la Hermandad.
En el centro, el Señor, vestido con la túnica de estilo romántico y potencias de salida, se erguía, sereno. Con su dulce mirada sedujo a las personas, muchas de ellas, mayores, que aprovecharon ese momento de cercanía y de oración sencilla con Jesús Humilde.
A las cinco de la tarde se reanudó la veneración, y por consiguiente, la recaudación de donativos para Fondesol Perú, acción social de la hermandad en este jubileo.
Posteriormente, tuvo lugar la Santa Misa, con gran afluencia de fieles. En la homilía, se nos invitó a ser agradecidos a Dios por todo lo que nos concede cada día.
Ya en la Acción de Gracias, se procedió a la imposición por parte de la Religiosas Franciscanas de la Divina Pastora de las Reliquias de primer nivel “Ex Ossibus”, de su fundadora y Beata Mª Ana Mogas Fontcuberta que Madre Mabel Castán, General de las FMMDP ha regalado a la hermandad.
Se trata de un broche de plata que a modo de sol de rayos flamígeros y en punta, potencia el relicario. Ha sido diseñado por el orfebre cordobés Rafael Rubio. El Cristo lo portará por primera vez en su Santa Misión a los barrios y la Residencia de Mayores llevando así la cercanía a los más necesitados de San Francisco y Mª Ana.
Queremos dar las gracias al Coro Parroquial por su participación en la Eucaristía impregnándola de sones franciscanos. A D. Jeremías y a D. Manuel, a la Congregación de Madres Franciscanas por su cercanía y a todos cuantos han hecho posible estos cultos para gloria de Dios y de su bendito Hijo, Jesús de la Humildad.
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