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29 agosto 2021
25 agosto 2021
EL PODER DE LA ORACIÓN
ENCUENTRO DE ORACIÓN. AGOSTO 2021
El verano termina y tras este tiempo de esparcimiento, de descanso y de días de relax con nuestras familias, hoy nuestro encuentro se ha centrado en la Oración. A través de esta bella historia, del Evangelio y de la música hemos tenido presentes a nuestros hermanos de Afganistan y Haití, que viven momentos tan difíciles:
Un barco naufragó en una tormenta y sólo dos hombres pudieron nadar hasta una isla desierta. Los dos hombres no sabían qué hacer y decidieron que ambos debían orar a Dios.
Decidieron que para saber cuál de los dos haría las oraciones más eficaces iban a separarse; y, así, decidieron establecerse en lados opuestos de la isla.
Lo primero por lo que oraron fue por alimentos. A la mañana siguiente, el primer hombre vio un frondoso árbol de frutas en su territorio, del cual pudo comer. El segundo hombre no recibió nada.
Varios días después el primer hombre se sintió solo y oró por una mujer que le acompañase.
Al próximo día, otro barco naufragó y la única sobreviviente fue una mujer que llegó a su territorio y allí se estableció como su compañera.
Los dos hombres siguieron orando y el primero pidió en sus oraciones casa, ropa y más alimentos. Como por arte de magia el primer hombre recibió todos sus deseos, mientras el segundo nada recibía.
Finalmente, el primer hombre oró por un barco de manera que él y su compañera pudieran dejar la isla. Al día siguiente, un barco llegó milagrosamente al lado donde él vivía, y decidió dejar al segundo hombre abandonado en la isla, pues consideró que sus oraciones no habían recibido la bendición de Dios y por eso no habían sido respondidas.
Cuando el barco zarpaba de la isla escuchó una voz resonando desde los cielos que le preguntó:
-¿Por qué dejaste a tu compañero abandonado en la isla?
El primer hombre respondió a la voz:
-Mis bendiciones son sólo mías porque fui yo quien las pidió. Las súplicas de mi compañero no fueron escuchadas por Dios, porque Dios no tenía nada para él.
La voz le respondió:
-Estás totalmente equivocado, él sólo tuvo una súplica que yo le respondí.
A lo cual el primer hombre preguntó:
-Dime entonces, ¿Qué pidió él para que yo le deba algo en pago?
La voz le respondió:
-Él oró sencillamente para que todas tus súplicas fueran concedidas.
REFLEXIÓN:
1. ¿Es la oración nuestro motor como cristianos?
2. ¿Sabemos encontrar y buscar los momentos para ella en esta vida llena de ruidos?
3. ¿Qué pedimos a Dios?
4. ¿A quién tenemos presentes en nuestras oraciones?
5. ¿Somos empáticos, o por el contrario, somos egoístas y pedimos solo por nuestros problemas y necesidades?
6. ¿Ponemos por delante al hermano sufriente y abatido por sus circunstancias?
7. ¿Entendemos que la Oración por los demás y en comunidad es fuente de fraternidad y agrada al Padre?
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24 agosto 2021
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08 agosto 2021
01 agosto 2021
29 julio 2021
EL TESORO ESCONDIDO QUE DA LA VIDA
ENCUENTRO DE ORACIÓN. JULIO 2021
En la noche de hoy se ha realizado el encuentro de este mes que nos trajo la celebración de festividades importantes; como de la Ntra. Sra. Nuestra Madre, María Stma. del Carmen, la de Santiago Apóstol y la de los abuelos de Jesús; Joaquín y Ana. Todo ellos, firmes en la fe, apostaron por el Reino como sucede en la bella Parábola del Tesoro y la Perla.
Hemos reflexionado sobre su mensaje:
Jesús nos habla de comprar y vender, de tesoro y perla preciosa, para que intuyamos lo que es el Reino de los cielos. En el relato evangélico vemos que uno habiendo encontrando un tesoro en un campo, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo.
Vemos que un comerciante en perlas finas al encontrar una de gran valor vende todo lo que tiene y la compra.
Con parábolas, dice Jesús que el Reino de los cielos se parece a un tesoro que aparece de manera imprevista ante el que está en el campo, no dice el texto que haya ido a buscar un tesoro, nos dice que estaba ahí escondido y lo encuentra… al encontrarlo hace cuanto está en su mano: esconderlo (protegerlo) vender lo que tiene, para comprar el campo (que no es suyo) y así hacerse con el tesoro.
También dice el Evangelio que el Reino de los cielos, se parece a un comerciante en perlas finas, que como fruto de una actividad, encuentra una perla de gran valor; vende cuanto tiene y la compra.
¿A qué puede orientarnos el mensaje con el tesoro y la perla?
Las parábolas son semejanzas para intuir lo que es el reino: la Vida nueva por la que merece la pena entregarlo todo.
La vida como el tesoro es regalo del cielo, que lo encuentra sin haber ido a buscarlo. Es el modo en parábolas, de decirnos que la vida es regalo del cielo, que viene a nuestra existencia.
Pero la Vida verdadera también hay que buscarla, como la busca y la encuentra el comerciante en perlas finas. Tenemos que esforzarnos para hacer nuestro, el tesoro hacer nuestra la perla, es decir, hacer nuestra la Vida del resucitado que se nos ofrece en nuestra existencia y que no es equiparable a ningún otro valor,
El tesoro no es tuyo, la perla no es tuya, tienes que comprarla. Tienes que saber invertir, tienes que vender todo y negociar. Conseguir el tesoro a cambio de lo que sea. Si no renuncias a nada, si no vendes; nunca tendrás Vida plena. Entre tantas perlas finas, entre tantas cosas buenas que tiene la vida tienes que buscar, discernir, prestar tu esfuerzo, por encontrar lo definitivo.
La felicidad del reino es la del ser, frente al tener. Por eso la opción por el reino es radical, y el encuentro, altera todos los cálculos de la persona humana.
El encuentro es también un factor sorpresa que nos sitúa ante la Vida o la ausencia de vida.
El encuentro es: Alegría por el descubrimiento de la Vida nueva, que nos hace decir esto sí es Vida, esto sí merece la pena; es descubrir a Cristo como fuente de vida, a Dios como padre-mama que te ama, descubrir ese tesoro escondido en el campo de la Iglesia. En tu vida llamada a la plenitud y felicidad.
Se sabio, descubre el gran tesoro de tu vida que en el Evangelio se llama Reino.
Apostar por El Reino; es lo único que puede dar Vida plena y salvar la vida del riesgo de malograrla para siempre (para no vivir en el llanto permanente de haber perdido la oportunidad).
Para reflexionar:
1. ¿Nos damos cuenta de que el encuentro fortuito o buscado del tesoro o la perla es el encuentro verdadero de Jesús?
2. ¿Somos conscientes de que para conseguir el tesoro hay que renunciar, vender y sacrificar bienes y aspectos aspectos de nuestra vida?
3. ¿Comprendemos que la Vida verdadera también hay que buscarla, como la busca y la encuentra el comerciante en perlas finas?
4. ¿Apostamos por el Reino en nuestra vida diaria?
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27 julio 2021
26 julio 2021
25 julio 2021
18 julio 2021
16 julio 2021
11 julio 2021
04 julio 2021
01 julio 2021
EL BENEFICIO DEL FRACASO
ENCUENTRO DE ORACIÓN. JUNIO 2021.
30 junio 2021
29 junio 2021
27 junio 2021
24 junio 2021
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13 junio 2021
11 junio 2021
07 junio 2021
FIELES A LA FIESTA DEL CORPUS
06 junio 2021
03 junio 2021
30 mayo 2021
26 mayo 2021
¿A DÓNDE NOS LLEVA HOY EL VIENTO DEL ESPÍRITU?
Encuentro de Oración. Mayo 2021
Esta noche hemos vuelto a acercarnos a Jesús de la Humildad
a través de las palabras de D. Luis Emilio Pascual Molina.
Acabamos de celebrar Pentecostés: la fiesta del Espíritu. En
el primer Pentecostés había doce apóstoles en torno a María la madre de Jesús.
Aquello fue una fiesta; gentes, lenguas, culturas y nacionalidades entendían un
mismo lenguaje: las maravillas de Dios.
No era una docena de líderes voluntaristas que, a base de
talento y decisión, habían resucitado a Cristo y se proponían ahora aniquilar
el pecado del mundo. Eran doce cobardes, pobres, incultos y pecadores, a
quienes Dios había hecho testigos sorprendidos de las maravillas culminadas en
la Resurrección.
No podían callar lo que habían visto y oído: un “poder”
nuevo que perdonaba los pecados, creaba comunión y ponía alas en los pies para
salir a proclamarlo: “Como el Padre me envió, así también os envío yo… Recibid
el Espíritu Santo; a quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados…”.
¿Por dónde nos quiere llevar hoy el viento del Espíritu?
Pues por los mismos caminos de aquel primer Pentecostés, que partiendo de
Jerusalén –“kilómetro cero” de la andadura misionera y evangelizadora- llevó a
los primeros seguidores del Señor por todo el orbe.
Hoy, como entonces, podemos individualizar cuatro destinos.
Atenas: es el ámbito del pensamiento, la cultura y el saber, la atmósfera en
que a menudo crece la increencia, el agnosticismo o la indiferencia religiosa,
nuevos areópagos donde entablar el diálogo racional y creyente. Jericó: el
camino que nos conduce hacia el apaleado, el caído, el marginado y empobrecido;
camino que siempre nos llevará junto a las víctimas de las mil y una
injusticias, de los mil y un dolores que afligen a la humanidad. Roma: aquellos
núcleos donde se gestan las decisiones sociopolíticas de nuestro tiempo, como
se gestaban las de entonces; son las asociaciones, sindicatos, los partidos
políticos… Y Emaús: simboliza el camino del cansancio, el desaliento, el
escepticismo, la frustración o el desengaño respecto a todo lo religioso;
¡cuántos -Dios mío- cercanos a nosotros se encuentran aquí! Y en definitiva…
todos los caminos, porque siguen siendo muchos los hombres y mujeres que o no
conocen esta Buena Noticia o vagan sin sentido por este mundo. Y… ¿Cómo lo van
a conocer y encontrar si no hay quien los oriente?
¡Vale la pena dejarse conducir por el Espíritu! Sé valiente
y no te desanimes si alguna vez, habiendo decidido navegar mar adentro, has
plegado velas y has remado con desilusión hacia la orilla. Quizás te has vuelto
atrás asustado cuando no has visto tierra -la tierra de tus seguridades de la
que has partido- o cuando se ha levantado ante ti alguna tempestad. ¡Ten ánimo!
¡Déjate guiar y conducir por Él, y Él hará de tu vida algo verdaderamente
maravilloso!
24 mayo 2021
23 mayo 2021
16 mayo 2021
15 mayo 2021
09 mayo 2021
02 mayo 2021
28 abril 2021
¿NO SABEMOS DONDE LO HAN PUESTO?
Encuentro de Oración. Abril 2021
En la noche ha vuelto a reunirse el Grupo de Oración. Abril nos ha regalado la celebración de la pasión, muertes y sobre todo la Resurrección de Ntro. Señor Jesucristo, sin la que nada tendría sentido, y de ella hemos hablado en este encuentro.
La Pascua no es una fiesta más. En el cristianismo primitivo era la única fiesta revivida domingo tras domingo. Es la fiesta del Viviente y de la vida. La celebración del triunfo de Jesús sobre el abandono, el dolor y la muerte.
Cierto es que el Resucitado es el mismo crucificado. Lleva en su cuerpo glorioso los vestigios de su Pasión, esas heridas que nos han curado. La resurrección no ha borrado mágicamente las experiencias de muerte que aún quedan en nuestras personas y en nuestra historia. Pero es una promesa del Padre de que nosotros también las venceremos.
Por ello, celebramos la Pascua no sólo con esperanza, también con una gran
certeza: Dios nos libera radicalmente del mal y nos compromete con la
liberación. Estamos llamados a vivir como resucitados, buscando y sirviendo los
bienes de arriba, los valores del evangelio, una vida en plenitud.
¿No sabemos dónde le han puesto? María Magdalena expresa su desconcierto lamentándose de que no sabía dónde habían puesto al Señor. Pero ella, apóstola de apóstoles, supera pronto el dolor de la distancia. Y en la palabra del Maestro que la llama a la serenidad y al futuro le descubre vivo y comprometido con la vida de la gente. Que para eso vino al mundo. Y para ello sigue en él.
Los cristianos sabemos “donde le han puesto”: donde dos tres se reúnen en su nombre ahí está Él. Resucitándole, el Padre le ha puesto en el corazón de cada comunidad y de cada creyente, en las personas convencidas de que la historia no se acaba porque queda mucho por hacer en ella, en los dramas de quienes reclaman nuestra solidaridad, en la energía de quienes no se resignan a perder su libertad ni su dignidad. Jesús está donde hay vida y ganas de vivir y compromisos para que vivan todos.
Nosotros somos sus testigos si seguimos abriendo caminos con Él para que el
Reino llegue a nuestra historia. La Pascua que repetimos no es sólo un rito
anual con el que romper la monotonía de lo cotidiano. Es rememorar los orígenes
de nuestra fe desde la experiencia de que, como Él, hemos pasado de la muerte a
la vida porque amamos a los hermanos.