27 octubre 2021

COMO EL BARRO EN MANOS DEL ALFARERO

 

ENCUENTRO DE ORACIÓN. OCTUBRE DE 2021

Como es costumbre, esta noche hemos vuelto a acercarnos al Señor a través de la Oración. Y basándonos en el testimonio de muchos de los Santos que hemos rememorado este mes; San Francisco, la Beata María Ana Mogas y Santa Teresa de Jesús, hemos reflexionado sobre nuestra docilidad y confianza en Dios.

Tras la lectura del Evangelio de Lucas que nos habla del esfuerzo para alcanzar la salvación, hemos leído esta bella historia que lleva por nombre "Sólo sacos de tierra"

Una de las cosas que más nos cuesta aceptar son los caminos que Dios tiene “preparados” para cada uno de nosotros. Es muy habitual que intentemos llevar a Dios por nuestros caminos y no por los que Él tenía previsto. Cuando hacemos esto, lo único que demostramos es nuestra poca inteligencia, nuestra falta de confianza y nuestra escasa docilidad a su voluntad. Todos los días le decimos a Dios “hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo”, pero luego, a la hora de la verdad, da la impresión que eran palabras huecas, dichas con los labios pero no con el corazón.

Érase una vez un niño que vivía con su padre junto a un gran presa que se había construido cercano al nacimiento de un río. Este dique era muy importante para proteger una pequeña villa que había a las faldas de la montaña; especialmente al comienzo de la primavera, cuando las abundantes lluvias y el deshielo hacían su presencia en este bellísimo valle perdido de las montañas.

Todos los días el padre iba a trabajar a la montaña detrás de su casa y volvía por la tarde con una carretilla llena de tierra.

«Pon la tierra en los sacos, hijo», decía el padre. «Y amontónalos frente a la casa».

Si bien el niño obedecía, también se quejaba. Estaba cansado de la tierra. Estaba cansado de las bolsas. ¿Por qué su padre no le daba lo que otros padres dan a sus hijos? Ellos tenían juguetes y juegos; él tenía tierra. Cuando veía lo que los otros tenían, enloquecía.

«Esto no es justo», se decía. Y cuando veía a su padre, le reclamaba: «Ellos tienen diversión. Yo tengo tierra».

El padre sonreía y con sus brazos sobre los hombros del niño le decía:

«Confía en mí, hijo. Estoy haciendo lo que más conviene».

Pero para el niño era duro confiar. Cada día el padre traía la carga. Cada día el niño llenaba las bolsas.

«Amontónalas lo más alto que puedas», le decía el padre mientras iba por más.

Y luego el niño llenaba las bolsas y las apilaba. Tan alto que no ya no podía mirar por encima de ellas.

«Trabaja duro, hijo», le dijo el padre un día, «el tiempo se nos acaba».

Mientras hablaba, el padre miró al cielo oscurecido. El niño comenzó a mirar fijamente las nubes y se volvió para preguntarle al padre lo que significaban, pero al hacerlo sonó un trueno y el cielo se abrió. La lluvia cayó tan fuerte que escasamente podía ver a su padre a través del agua.

«¡Sigue amontonando, hijo!»

Y mientras lo hacía, el niño escuchó un fuerte estruendo. El agua del río irrumpió a través de la presa hacia la pequeña villa. En un momento la corriente barrió con todo en su camino, pero los sacos de tierra que habían apilado delante de su casa dio al niño y al padre el tiempo que necesitaban.

«Apúrate, hijo. Sígueme».

Corrieron hacia la montaña detrás de su casa y entraron a un túnel.  En cuestión de momentos salieron al otro lado, huyeron a lo alto de la colina y llegaron a una nueva casa.

«Aquí estaremos a salvo», dijo el padre al niño.

Sólo entonces el hijo comprendió lo que el padre había hecho. Había provisto una salida. Antes que darle lo que deseaba, le dio lo que necesitaba. Le dio un pasaje seguro y un lugar seguro.

A veces no entendemos al Padre. Pero Él sabe lo que hace. No te quejes de los sacos de tierra que has tenido que cargar. Un día sabrás que Dios estaba trabajando para tu futuro.

Para reflexionar...

Cuando venimos a este mundo podemos “elegir” entre tres caminos muy diferentes: Uno, el de caminar de espaldas a Dios. Si así lo hacemos, Él mismo nos advierte lo que nos ocurrirá: “El que no está conmigo está contra mí, y el que no recoge conmigo, desparrama” o en este otro pasaje:  “Esforzaos para entrar por la puerta angosta, porque muchos, os digo, intentarán entrar y no podrán. Una vez que el dueño de la casa haya entrado y haya cerrado la puerta, os quedaréis fuera y empezaréis a golpear la puerta, diciendo: «Señor, ábrenos». Y os responderá: «No sé de dónde sois…; apartaos de mí todos los servidores de la iniquidad». Allí habrá llanto y rechinar de dientes”

Una segunda opción es intentar vivir con Dios pero siguiendo cada uno su propio camino, y no el que Dios le había preparado. Y ya sabemos lo que les ocurre a quienes no siguen los caminos de Dios: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. “El que me sigue no anda en tinieblas”.

Y una tercera opción, que fue la que Cristo adoptó personalmente y al mismo tiempo nos enseña a nosotros: “Porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió”. Camino que también siguió la Virgen María: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu Palabra” y el que han tomado todos los santos.

Una cualidad que tuvieron todos ellos fue la docilidad; es decir, permitieron que Dios “dirigiera y moldeara” sus vidas. La docilidad es una virtud muy bella y al mismo tiempo muy difícil de vivir, pues es el resultado de la conjunción de muchas otras, tales como: amor, nobleza, humildad, confianza, generosidad. Son tantas las virtudes que entran en juego para ser “dóciles” a los planes de Dios, que es frecuente que falte alguna. Ser dóciles no quiere decir entender los planes de Dios, sino confiar en Él, en su amor; reconocer las debilidades de uno, y estar seguro que Dios siempre lo puede hacer mejor que nosotros si le dejamos manos libres para actuar.

 “Como el barro en manos del alfarero, así sois vosotros en mi mano”.

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25 octubre 2021

24 octubre 2021

17 octubre 2021

15 octubre 2021

14 octubre 2021

EL SEÑOR SE VISTE DE OTOÑO

 

Pasada la época estival y las Fiestas Patronales, el Señor ya ha sido vestido con su túnica granate. Desde su capilla, en la Parroquia, nos invita a disfrutar de la Eucaristía o de un ratito de recogimiento en Oración.

12 octubre 2021

10 octubre 2021

05 octubre 2021

25 AÑOS DE LA BEATIFICACIÓN DE Mª ANA MOGAS

 

En estos días especiales para la familia franciscana recordamos con cariño la Beatificación de nuestra Fundadora. Mañana 6 de Octubre se cumplirá el veinticinco aniversario de este acontecimiento en Roma.

04 octubre 2021

¡HAZNOS INSTRUMENTOS DE TU PAZ!

 
En este día en que la familia franciscana está de fiesta, traemos este vídeo catequético editado por la Hermandad en la Cuaresma de 2013. Podemos utilizarlo hoy como reflexión personal a través de la Oración de San Francisco.

FESTIVIDAD DE SAN FRANCISCO DE ASÍS

 

03 octubre 2021

29 septiembre 2021

LA FELICIDAD DE NO PEDIRLE NADA A LA VIDA

ENCUENTRO DE ORACIÓN SEPTIEMBRE 2021

Hoy el Grupo de Oración se ha vuelto a reunir a los pies del Señor. Y tras la introducción y lectura de las Bienaventuranzas hemos reflexionado sobre la felicidad a través de esta bella historia:

Había una vez un rey muy anciano que enfermó. Era un hombre muy poderoso, y se resistía a morir, así que mandó llamar a los mejores médicos del reino. Como ninguno consiguió dar con el remedio a su mal, ordenó traer médicos de todo el mundo, pero la respuesta siempre era la misma:

– Es usted muy anciano, majestad, y no hay remedio contra la edad. Morirá en poco tiempo pero porque su vida llega a su fin.

El rey, a pesar de todas estas explicaciones, mandó traer a un hombre muy sabio que vivía lejos, en una montaña. Estaba considerado como el hombre más sabio del planeta. Después de hablar un poco con el rey, le dijo:

– Solo conseguirá curarse si encuentra al hombre más feliz del reino y se pone su camisa. Tendrá que ser aquel que sea feliz con lo que tiene, que no le pida nada a la vida.

El rey se puso muy contento. ¡Al fin tenía un antídoto! Así que mandó a sus consejeros buscar a aquel hombre.

Y ellos encontraron muchos que decían ser ricos y felices, pero cuando les preguntaban si echaban de menos algo, siempre respondían. ¡Nunca estaban del todo satisfechos!

Hasta que una noche, en unas tierras lejanas, los consejeros escucharon a un hombre en un bar dar un golpe en la mesa con una cerveza en la mano y decir: ¡Yo no le pido más a mi vida!

Era un hombre bastante pobre, porque tenía el abrigo remendado y los pantalones raídos, pero sin duda, podía ser el que buscaban.

– Necesitamos que nos acompañes. El rey te está buscando. Puedes curarle y hacerte muy rico- le dijeron.

– ¿Rico? Yo ya soy rico y feliz. ¿Para qué viajar tan lejos para salvar a un rey viejo? Estoy bien donde estoy, gracias.

– No lo has entendido… te hablamos de oro, mucho oro.

Pero no había manera. ¡Imposible sobornar a ese hombre! Definitivamente, era el que buscaban. No había nadie tan feliz con lo que tenía. Así que los consejeros decidieron llevárselo a la fuerza. Le dieron un golpe, lo metieron en un saco y se fueron de vuelta al castillo.

Cuando lo vio, el rey dijo: ¡Rápido, quitadle la camisa y dádmela para que me cure!

Pero entonces, los consejeros, al quitarle el abrigo al pobre, solo encontraron un viejo chaleco.

– Majestad… es tan pobre que no tiene camisa…

El rey entonces, expulsando un largo gemido, murió.

REFLEXIÓN

– Siempre queremos más: Quienes tienen bienes materiales, o quieren más o ansían los bienes que no se pueden tocar y no saben cómo conseguir. Quienes no tienen los suficientes bienes materiales, creen ser felices con lo que tienen pero en realidad esconden una carencia. Aún así, en esta historia es más feliz el hombre pobre y sin camisa que el rico rey al que no parecía bastarle su riqueza. Al fin y al cabo, los bienes materiales aportan menos felicidad que aquellos que solo nos llenan por dentro.

– El verdadero sentido de ‘ponerse la camisa’ del pobre: El sabio le dijo al rey la verdad, solo que él no supo interpretar sus palabras. Creía que el sabio se refería a ponerse la camisa de otra persona, algo físico. Pero en realidad, el sabio quería decirle que debía sentir como el hombre pobre. Es decir, le hablaba de empatía, de ponerse en su lugar, de ser capaz de ver cómo ese hombre veía y sentir la plenitud que él sentía. Esa era la única ‘cura’ para el rey, porque en realidad su enfermedad no estaba relacionada con ningún mal físico. Su enfermedad era espiritual.

– La enfermedad del rey: el rey tenía muchos años y sus ‘achaques’ eran normales. Para ellos no había ninguna cura. Sin embargo, su verdadera enfermedad tenía que ver con el espíritu: no era capaz de ser feliz, y eso sí era un problema. Deseaba más y más vida porque la que había tenido no le había llenado lo suficiente. La única forma de curar ese mal era ‘ver’ con los ojos de una persona realmente feliz, aquel que no quiera más, que viva el presente en plenitud, que se conforme con lo que la vida le da a cada momento.

– La muerte llega para todos, no desperdiciemos la vida: debemos prestar más atención a los bienes que nos llenan por dentro y no a los bienes materiales que nos aportan una felicidad superflua. Así, cuando la vida llegue a su fin, no sentiremos esa necesidad imperiosa de vivir de nuevo. Aceptaremos el final como bien aceptamos todo lo demás en la vida. La vida, al fin y al cabo, se trata de una aceptación constante con lo que nos ofrece.

ORACIÓN FINAL: Oración para ser feliz

Hoy seré feliz. Expulsaré de mi espíritu todo pensamiento triste. Me sentiré más alegre que nunca. No me lamentaré de nada. Hoy agradeceré a Dios la alegría y la felicidad que me regala. Hoy trataré de ajustarme a la vida. Aceptaré al mundo como es y procuraré encajar en él. Si sucede algo que me desagrada, no me mortificaré ni me lamentaré, agradeceré que haya sucedido. Porque así se puso a prueba mi voluntad de ser feliz.

Hoy seré dueño de mis sentimientos, de mis nervios y de mis impulsos. Para triunfar tengo que tener dominio de mi mismo.

Hoy trabajaré alegremente con entusiasmo y pasión, haré de mi trabajo…una diversión. Comprobaré que soy capaz de trabajar con alegría. Disfrutaré mis pequeños triunfos, no pensaré en los fracasos.

Hoy seré amigable. No criticaré a nadie. Y si comienzo a criticar a una persona, cambiaré la critica por elogios. Toda persona tiene sus defectos y sus virtudes. Olvidaré los defectos y concentraré mi atención en las virtudes. Hoy evitaré las discusiones desagradables.

Hoy voy a eliminar dos plagas de mi vida: la prisa y la indecisión. Hoy viviré con calma, con paciencia; porque la prisa es el enemigo de una vida feliz y triunfante. No permitiré que la prisa me abrume.

Hoy tendré confianza en mi mismo porque Dios está conmigo. Hoy haré frente a todos los problemas con decisión y valentía y no dejaré ninguno para mañana. Hoy no tendré miedo. Actuaré valientemente… el futuro me pertenece.

Hoy tendré confianza en que Dios ayuda a los que luchan y trabajan. Hoy no envidiaré a los que tienen mas dinero o más salud que yo. Contaré mis bienes y no mis males. Compararé mi vida con la de otros……que sufren más.

Hoy trataré de resolver los problemas de hoy. El futuro se resuelve así mismo. El destino pertenece a los que luchan. Hoy tendré un programa que realizar. Si algo queda sin hacer, no me desesperaré, lo haré mañana.

Hoy no pensaré en el pasado. No guardaré rencor a nadie, practicaré la ley del perdón. Asumiré mis responsabilidades y no echaré las culpas a otras personas de mis fracasos.

Hoy comprobaré que Dios me ama y me premia con su amor.

Hoy haré un bien a alguien. Buscaré a alguna persona para hacerlo sin que lo descubra, seré cortés y generoso. Al llegar la noche comprobaré que Dios me premió con un bien, con un día de plena felicidad.

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27 septiembre 2021

26 septiembre 2021

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30 agosto 2021

29 agosto 2021

25 agosto 2021

EL PODER DE LA ORACIÓN

 

ENCUENTRO DE ORACIÓN. AGOSTO 2021

El verano termina y tras este tiempo de esparcimiento, de descanso y de días de relax con nuestras familias, hoy nuestro encuentro se ha centrado en la Oración. A través de esta bella historia, del Evangelio y de la música hemos tenido presentes a nuestros hermanos de Afganistan y Haití, que viven momentos tan difíciles:

Un barco naufragó en una tormenta y sólo dos hombres pudieron nadar hasta una isla desierta. Los dos hombres no sabían qué hacer y decidieron que ambos debían orar a Dios.

Decidieron que para saber cuál de los dos haría las oraciones más eficaces iban a separarse; y, así, decidieron establecerse en lados opuestos de la isla.

Lo primero por lo que oraron fue por alimentos.   A la mañana siguiente, el primer hombre vio un frondoso árbol de frutas en su territorio, del cual pudo comer. El segundo hombre no recibió nada.

Varios días después el primer hombre se sintió solo y oró por una mujer que le acompañase.

Al próximo día, otro barco naufragó y la única sobreviviente fue una mujer que llegó a su territorio y allí se estableció como su compañera.

Los dos hombres siguieron orando y el primero pidió en sus oraciones casa, ropa y más alimentos. Como por arte de magia el primer hombre recibió todos sus deseos, mientras el segundo nada recibía.

Finalmente, el primer hombre oró por un barco de manera que él y su compañera pudieran dejar la isla.  Al día siguiente, un barco llegó milagrosamente al lado donde él vivía, y decidió dejar al segundo hombre abandonado en la isla, pues consideró que sus oraciones no habían recibido la bendición de Dios y por eso no habían sido respondidas.

Cuando el barco zarpaba de la isla escuchó una voz resonando desde los cielos que le preguntó:

-¿Por qué dejaste a tu compañero abandonado en la isla?

El primer hombre respondió a la voz:

-Mis bendiciones son sólo mías porque fui yo quien las pidió. Las súplicas de mi compañero no fueron escuchadas por Dios, porque Dios no tenía nada para él.

La voz le respondió:

-Estás totalmente equivocado, él sólo tuvo una súplica que yo le respondí.

A lo cual el primer hombre preguntó:

-Dime entonces, ¿Qué pidió él para que yo le deba algo en pago?

La voz le respondió:

-Él oró sencillamente para que todas tus súplicas fueran concedidas.

 

REFLEXIÓN:

1. ¿Es la oración nuestro motor como cristianos?

2. ¿Sabemos encontrar y buscar los momentos para ella en esta vida llena de ruidos?

3.  ¿Qué pedimos a Dios?

4. ¿A quién tenemos presentes en nuestras oraciones?

5. ¿Somos empáticos, o por el contrario, somos egoístas y pedimos solo por nuestros problemas y necesidades?

6. ¿Ponemos por delante al hermano sufriente y abatido por sus circunstancias?

7. ¿Entendemos que la Oración por los demás y en comunidad es fuente de fraternidad y agrada al Padre?

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24 agosto 2021

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15 agosto 2021

08 agosto 2021

01 agosto 2021

29 julio 2021

EL TESORO ESCONDIDO QUE DA LA VIDA

ENCUENTRO DE ORACIÓN. JULIO 2021

En la noche de hoy se ha realizado el encuentro de este mes que nos trajo la celebración de festividades importantes; como de la Ntra. Sra. Nuestra Madre, María Stma. del Carmen, la de Santiago Apóstol y la de los abuelos de Jesús; Joaquín y Ana. Todo ellos, firmes en la fe, apostaron por el Reino como sucede en la bella Parábola del Tesoro y la Perla.

Hemos reflexionado sobre su mensaje:

Jesús nos habla de comprar y vender, de  tesoro y perla preciosa, para que intuyamos lo que es el Reino de los cielos. En el relato evangélico vemos que uno habiendo encontrando un tesoro en un campo, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo.

Vemos que un comerciante en perlas finas al encontrar una de gran valor vende todo lo que tiene y la compra.

Con parábolas, dice Jesús que el Reino de los cielos se parece a un tesoro que aparece de manera imprevista ante el que está en el campo, no dice el texto que haya ido a buscar un tesoro, nos dice que estaba ahí escondido y lo encuentra… al encontrarlo hace cuanto está en su mano: esconderlo (protegerlo) vender lo que tiene, para comprar el campo (que no es suyo) y así hacerse con el tesoro.

También dice el Evangelio que el Reino de los cielos, se parece a un comerciante en perlas finas, que como fruto de una actividad,  encuentra una perla de gran valor; vende cuanto tiene y la compra.

¿A qué puede orientarnos el mensaje con el tesoro y la perla?

Las parábolas son semejanzas para intuir lo que es el reino: la Vida nueva por la que merece la pena entregarlo todo.

La vida como el tesoro es regalo del cielo, que lo encuentra sin haber ido a buscarlo. Es el modo en parábolas, de decirnos que la vida es regalo del cielo, que viene a nuestra existencia.

Pero la Vida verdadera también hay que buscarla, como la busca y la encuentra el comerciante en perlas finas. Tenemos que esforzarnos para hacer nuestro, el tesoro hacer nuestra la perla, es decir, hacer nuestra la Vida del resucitado que se nos ofrece en nuestra existencia y que no es equiparable a ningún otro valor,

El tesoro no es tuyo, la perla no es tuya, tienes que comprarla. Tienes que saber invertir, tienes que vender todo y negociar. Conseguir el tesoro a cambio de lo que sea. Si no renuncias a nada, si no vendes; nunca tendrás Vida plena. Entre tantas perlas finas, entre tantas cosas buenas que tiene la vida tienes que buscar, discernir, prestar tu esfuerzo, por encontrar lo definitivo.

La felicidad del reino es la del ser, frente al tener. Por eso la opción por el reino es radical, y el encuentro, altera todos los cálculos de la persona humana.

El encuentro es también un factor sorpresa que nos sitúa ante la Vida o la ausencia de vida.

El encuentro es: Alegría por el descubrimiento de la Vida nueva, que nos hace decir esto sí es Vida, esto sí merece la pena; es descubrir a Cristo como fuente de vida, a Dios como padre-mama que te ama, descubrir ese tesoro escondido en el campo de la Iglesia. En tu vida llamada a la plenitud y felicidad.

Se sabio, descubre el gran tesoro de tu vida que en el Evangelio se llama Reino.

Apostar por El Reino; es lo único que puede dar Vida plena y salvar la  vida del riesgo de malograrla para siempre (para no vivir en el llanto permanente de haber perdido la oportunidad).

Para reflexionar:

1. ¿Nos damos cuenta de que el encuentro fortuito o buscado del tesoro o la perla es el encuentro verdadero de Jesús? 

2. ¿Somos conscientes de que para conseguir el tesoro hay que renunciar, vender y sacrificar bienes y aspectos aspectos de nuestra vida?

3. ¿Comprendemos que la Vida verdadera también hay que buscarla, como la busca y la encuentra el comerciante en perlas finas? 

4. ¿Apostamos por el Reino en nuestra vida diaria?

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27 julio 2021

18 julio 2021

11 julio 2021

04 julio 2021

01 julio 2021

EL BENEFICIO DEL FRACASO

ENCUENTRO DE ORACIÓN. JUNIO 2021.

Ayer noche, tomando como introducción la Conversión de San Pablo, nos unimos en reflexión y oración a este fragmento de la Escritora de Harry Potter que nos habla del fracaso:

…Llegado el momento, todos tenemos que decidir lo que para cada uno supone el fracaso, pero el mundo está ávido de ofrecerles una serie de criterios si ustedes se dejan. Así que es justo decir que, solo siete años después del día de mi graduación yo había fracasado de una manera monumental. Un matrimonio excepcionalmente corto implosionó, y yo estaba desempleada, madre soltera y tan pobre como se puede ser en la moderna Gran Bretaña, sin ser un “sin techo”. Los temores que mis padres habían sentido por mí, y que yo misma había sentido, se convirtieron en realidad y me posicionaban como el mayor fracaso que conocía.
No seré yo quien les diga que el fracaso es divertido. Esa época de mi vida fue muy oscura, y no tenía ni idea de que llegaría a suceder lo que algunos medios recientemente han llamado un “final de cuento de hadas”. No sabía entonces cuál largo iba a ser el túnel, y durante mucho tiempo cualquier luz al final de él era más una esperanza que una realidad.

¿Por qué hablo entonces de los beneficios del fracaso? Simplemente porque el fracaso significó un camino hacia lo no esencial. Dejé de pretender que era algo distinto a lo que era en realidad y dirigí toda mi energía a terminar el trabajo que realmente me importaba. Si hubiese triunfado en alguna otra faceta, posiblemente no habría tenido éxito en la única faceta de la que siempre me he sentido parte. Había sido liberada, pues mis más grandes miedos se habían materializado, pero aún estaba con vida. Aún tenía una hija a la cual adoraba, una máquina de escribir y una gran idea. Y entonces, el suelo contra el que me había estampado se convirtió en el cimiento sobre el que reconstruí mi vida.
Tal vez ustedes nunca fracasen del modo que yo lo hice, pero algunos fracasos en la vida son inevitables. Es imposible vivir sin fracasar en ocasiones, a menos que vivas tan cautelosamente que en realidad no estás viviendo, en cuyo caso fracasas por defecto.
El fracaso me dio una seguridad interior que nunca había experimentado aprobando exámenes. El fracaso me enseñó cosas acerca de mí misma que no hubiese podido aprender de otra manera. Descubrí que tengo una gran fuerza de voluntad y más disciplina de la que esperaba. Y también descubrí que tenía amigos cuyo valor era mucho mayor que el precio de los rubíes.
Ser consciente de que has emergido del fondo con más sabiduría y más fuerza afianza para siempre tu capacidad de supervivencia. Uno nunca se conoce a sí mismo, ni conoce la solidez de sus relaciones hasta que ambas sean puestas a prueba ante la adversidad. Ese conocimiento es un verdadero regalo por haber sido obtenido con esfuerzo, y vale más que cualquier calificación obtenida anteriormente.
Por lo tanto, si pudiera viajar en el tiempo me diría a mí misma, con 21 años, que la felicidad personal reside en saber que la vida no es una lista de adquisiciones o de logros. Las calificaciones académicas o su currículum no son su vida, aunque conocerán a muchas personas de mi edad o más mayores que confunden ambos aspectos. La vida es difícil, complicada e incontrolable, pero la humildad de saber esto les permitirá superar cualquier vicisitud.

Para reflexionar:
-¿Puedes decir tu, que no has fallado nunca?
-¿Habías pensado en el fracaso como beneficio, como un punto de partida, como un momento de humildad y de conocimiento interior?
-¿Vivimos, como dice la autora, tan cautelosos en no fallar que dejamos de vivir?
-¿Aprendemos de nuestros fallos o nos regodeamos en el dolor y en el victimismo?
-¿Practicamos la misericordia de Dios con los que se equivocan, en los que son capaces de retomar el camino y de crecer como personas o nos valemos del juicio rápido con el que falla?
-¿Han sido los santos personas que no fallan? ¿Han sido personas perfectas o personas que han reconducido sus vidas hacia la perfección?

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30 junio 2021

29 junio 2021

27 junio 2021

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13 junio 2021