Encuentro del Grupo de Oración. Septiembre 2023.
En la noche de hoy, hemos vuelto a celebrar la oración que nos reúne al lado del Señor.
Estamos cerrando el mes de septiembre, un nuevo curso ha comenzado, una
nueva etapa, un nuevo ritmo de vida tras las vacaciones. Disfrutamos aún de la
presencia de nuestra Madre de la Estrella en nuestra Parroquia y hemos
celebrado festividades importantes como la Natividad de la Stma. Virgen, la
Exaltación de la Cruz, o los Dolores de María, entre otras.
En este tiempo que comienza, volvemos al curso escolar, al trabajo, a las
reuniones y a los avatares diarios que llenan nuestro horario. Por ello, hoy hemos reflexionado sobre el valor del compromiso, sobre la dinámica social impuesta
y cambiante en la que cada vez más se desenvuelven nuestras vidas.
Ofrecemos esta oración por todos aquellos que hemos dejado de comprometernos
con lo verdaderamente importante. Que hemos dejado de lado los valores de la
amistad o de servicio por comodidad o nos hemos dejado llevar por esta sociedad
fugaz, materialista e insensible a los valores cristianos.
LECTURA:
Lectura del santo evangelio según San Lucas (9,1-6)
En aquel tiempo, habiendo convocado Jesús a los Doce, les dio poder y
autoridad sobre toda clase de demonios y para curar enfermedades.
Luego los envió a proclamar el reino de Dios y a curar a los enfermos,
diciéndoles: «No llevéis nada para el camino: ni bastón ni alforja, ni pan ni
dinero; tampoco tengáis dos túnicas cada uno.
Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio.
Y si algunos no os reciben, al salir de aquel pueblo sacudíos el polvo de
vuestros pies, como testimonio contra ellos».
Se pusieron en camino y fueron de aldea en aldea, anunciando la Buena
Noticia y curando en todas partes.
Palabra de Dios.
MÚSICA:
Hombres de valor. Love Casa.
https://www.youtube.com/watch?v=7OhBbHvRjOA
REFLEXIÓN: El valor del compromiso
Hoy quería compartir con ustedes, algunas inquietudes sobre cambios que van
naturalizándose en nuestra vida cotidiana y hablan de valores que imprime el
discurso actual, lejos de ser humanitario.
Me preguntaba por qué los ámbitos escolares tienen horarios y actividades
fijos. Posiblemente la respuesta sea para que, los niños desde pequeños
aprendan a organizarse, proyectar sus tiempos y sus obligaciones.
Escuchamos que en los últimos años maestros, profesores y personal de la
institución educativa se encuentran cada vez más preocupados por el aumento de
ausencias, llegadas tardes, y, incrementándose la cantidad de padres que buscan
tardíamente a sus hijos a la hora de la salida escolar. Seguramente hay algo
que está ocurriendo que va de la mano con la valoración y el compromiso.
La necesidad de organizarnos con antelación temporal, también funciona en
los distintos servicios como: el turno de un médico, el mecánico, y otros, donde
se refleja una falta total de respeto al tiempo y a la palabra en la que las
personas se comprometen.
Hay otros espacios, que no se regulan obligatoriamente, que son los
encuentros afectivos. En otros tiempos eran regulados por el valor que tenía el
compromiso verbal para poder concretarlos: sean compañeros de la escuela,
padres, amigos, etc.
La apuesta era que no quedaran en el azar, porque, esos compromisos
afectivos eran quizás más importante que todos los otros espacios obligatorios.
Eran espacios elegidos y, que no estaban dispuestos a dejarlos pasar.
Por eso, se organizaba con antelación, era un espacio especial, esperado,
deseado, cuya concreción estaba bañada de deseo, valor, reconocimiento,
orgullo, inquietud, y respeto, porque era un compromiso de palabra.
Ese tiempo parece haber caducado, el hoy, ha impuesto otro funcionamiento.
En el tiempo de los avances tecnológicos, cada vez menos palabra, y los
encuentros afectivos parecen flaquear bajo la bandera de no perder tiempo, de aprovechar….
¿No perder que tiempo?… ¿Aprovechar qué?… preguntas que seguramente no
tienen respuestas fáciles.
Se escucha permanentemente dichos como: “ya que estoy cerca, de paso…” …de
paso esto, o lo otro…. “tomamos un café en 10 o 5 minutitos…” ….”mira estoy cerca, quieres que nos reunamos aunque sea un
ratito….”…”bueno después quedamos ni sé cuándo puedo…”…”viste te llamo y
arreglamos a última hora…”.
Los dichos hablan por sí mismos, no se escucha una falta de tiempo real,
más pareciera tratarse de no parar, valorar y comprometerse con el deseo,
interés y afectos, de cada uno. Se
repite la palabra “paso…” “veo…”, “estoy cerca…” Si nos detenemos a escucharlas, no suena muy
bien, …algo de paso? …Porqué, sino, no iría? ¿Comodidad? “Si se puede bien y
sino ya se verá…? “.
La pregunta es… ¿Dónde quedaron esos encuentros deseados y esperados, por
los que la gente se comprometía? ….
Esto es lo que escuchan los niños todo el tiempo, donde si les queda bien
viene un compañero, y si no puede otro, y, en cuantas instancias se pide
disculpas y no se sostiene ese compromiso porque me salió otro programa mejor...
Así va desvaneciéndose paso a paso ese compromiso de palabras que construye
espacios en cada encuentro sea: una tarea, una salida con compañeros del
jardín, la escuela, o del colegio, la dedicación en hacer una tarea y
disfrutarla en familia, el encuentro para festejar los cumpleaños, los saludos de
las fiestas, el encuentro con amigos, y muchos otros espacios que para cada uno
tienen un valor, que no ha podido ser verdaderamente analizado, y, muchas
veces, lo dejamos escapar.
Se trata, ni más ni menos, que el valor de los compromisos con quienes consideramos
o podremos considerar importantes en nuestra vida.
No existen muchas huellas de amor, de verdadero interés, de valor…. en esos
dichos donde se escucha, donde impera ese “último…momento”, “ese ya ahora”, que
habita hoy… Donde pareciera, que se trata solo de acomodarnos, mover las piezas
a último momento, si algo me falla, se canjear por otras…es cosa de
conveniencias.
Se podría pensar que esto, “de pasada” deja afuera todo el espacio del
valor, del querer, del saber que alguien ha dejado cosas importantes por otro;
quitando así no solo la importancia que tiene ese otro para mí, sino, quitando
la importancia que tengo yo mismo, para mí y para todos los otros.
PREGUNTAS REFLEXIÓN:
- ¿Hemos caído en esta dinámica de la que nos habla el texto?
- ¿Damos valor al compromiso, a la palabra dada?
- ¿Hemos dejado de comprometernos por comodidad?
- ¿Somos víctima de la prisa, del poco interés, de querer llegar a todo y
no resolver nada con calidad?
- ¿Determinamos los momentos especiales que solo por fuerza mayor no se realizarán?
- ¿Ponemos a Cristo en esa lista, en también se ha caído de nuestra agenda?
- Uniendo el tema de hoy a la lectura ¿ponemos nuestras acciones en oración
y nuestra acción es fruto de la oración?
MÚSICA:
Hombres de compromiso. José Adrián Romero.
https://www.youtube.com/watch?v=rcb0NPMx3dU
ORACIÓN FINAL:
¡Señor, hazme comprender siempre que en mi dar desde la generosidad y la
gratuidad recibiré de ti en abundancia! ¡Concédeme la gracia, Señor, de ser
generoso en todo momento y que la generosidad basada en el amor sea el signo de
mi vida! ¡Concédeme la gracia, Señor, de ser generoso en el dar y hacerlo con
amor, afecto, ternura y alegría!
¡Ayúdame, con la fuerza de tu Santo Espíritu, a poner siempre el corazón en
cada gesto, en cada palabra, en cada acción! ¡Hazme comprender, Señor, que
compartir no es sólo dar lo material sino que es dar mi tiempo, mi amor, mis
atenciones, mis sentimientos! ¡Concédeme la gracia, Señor, de dejar de
centrarme en mi mismo y aprender a darme a los demás, no dar lo que me sobra
sino darme lo que soy aprovechando las cualidades y los dones que he recibido
del Padre! ¡Ayúdame, Señor, con la gracia de tu Santo Espíritu, a estar atento
a las necesidades del prójimo, a reconocer lo que falta y lo que necesita, a
abrirme siempre a los demás y ser sensible a sus carencias! ¡Que mi entrega,
Señor, esté basada en la solidaridad y no anteponga nunca mi propio beneficio!
¡Concédeme la gracia, Señor, de apartar mis comodidades e intereses personales
y ponerme siempre al servicio de la comunidad! ¡Me abandono a Ti, Señor, para
que me hagas instrumento de tu amor!
Amén.
PADRENUESTRO, AVEMARÍA Y
GLORIA