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HIPOCRESÍA: SEPULCROS BLANQUEADOS

Encuentro del Grupo de Oración de Agosto 2020.

En la oración celebrada ayer, nos remitimos a uno de los evangelios más duros y directos, a la Palabra de Dios clara e hiriente, que llama a la conversión, a la necesidad de no quedarse con la apariencia, con lo externo…. lo que importa es el interior, el corazón y la conciencia limpia.

Sepulcro blanqueado, es sinónimo de apariencia de vida donde no la hay, de querer adornar y disimular todo lo que deberíamos haber desechado y no lo hemos hecho. Y que no se ha desechado por no querer perder el “status” del que se disfruta, por miedo al qué dirán o qué pensarán de nosotros, cuando verdaderamente lo que nos tendría que preocupar es lo que sepa de nosotros el Señor Jesucristo.

Nos dijo que fuéramos a él todos los cargados para darnos descanso, no era sólo una llamada para “las ovejas” o para los perdidos, sino que era para todos los que lo necesitaran… ya fueran apóstoles, profetas, evangelistas, pastores, o personas sencillas.

Deberíamos ser los primeros en vivir sin disimulos, con transparencia, sin temor al qué dirán, viviendo y practicando todo aquello que predicamos, porque incluso a los que se les llamó sepulcros blanqueados, al reconocer su error, llegaron a ser verdaderos discípulos de Jesucristo. Tal como le aconteció a Nicodemo, hombre principal y fariseo, y a Pablo, fariseo de fariseos que persiguió con mucho celo, a la iglesia de Jesucristo, convirtiéndose de perseguidor en perseguido.

La expresión sepulcros blanqueados es una metáfora que emplea Jesús para comparar a los fariseos con sepulcros blanqueados, relucientes por fuera, pero llenos de podredumbre repugnante y vomitiva en su interior. Esta metáfora y sus variantes, como blanquear sepulcros, blanqueador de sepulcros, etc. se sigue empleando para tachar a alguien de hipócrita, farsante, fariseo, inconsecuente con sus ideas, alguien que predica agua y bebe vino. Sepulcro blanqueado es sinónimo de ocultamiento de la corrupción.

Que el Señor venga y toque nuestro corazón y lo  inflame con la fuerza de su amor. Que nos enseñe a decir NO a esas situaciones complicadas que nos llenan de angustia y turban nuestra alma dejando que el miedo entre en nuestras vidas.

Solo Tú puedes guiar nuestro corazón, capacitándonos con grandes talentos para seguir adelante y reflejar el rostro de tu compasión habitando dentro de nosotros.

PUEDE VISUALIZARSE COMPLETA EN LA PESTAÑA GRUPO DE ORACIÓN

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LA PERLA DEL REINO DE DIOS


ENCUENTRO DE ORACIÓN DE JULIO 2020

Como cada último Miércoles de mes, el Grupo de Oración ha vuelto a encontrarse en la Capilla de nuestro Señor.

Este mes hemos vivido la Festividad de la “Reina del Carmelo”, la Solemnidad del Apóstol-Peregrino y la Festividad de los abuelos de Jesús: Joaquín y Ana. Todos ellos, supieron de la importancia del Reino, y trabajaron para que los planes de Dios salieran adelante. Y no de manera fácil o como si de un cuento de hadas se tratase. Sino afrontando circunstancias difíciles, momentos de temor y de incomprensión. Decisiones inciertas, pero siempre llenas de confianza en Dios. Por ello, esta apuesta por el reino, será el tema de reflexión y oración en este encuentro tras la lectura de la Parábola del tesoro escondido y la perla preciosa.

La historia de Jesús comienza con un mercader que “busca buenas perlas”, lo que irremediablemente nos lleva a considerar que existen perlas no tan buenas o definitivamente malas. Las perlas son muy valoradas en la joyería desde los tiempos antiguos.

Debemos entender que este mercader, entonces, no era un comerciante o vendedor común. Estaba abocado a buscar lo mejor y no se conformaba con cualquier clase de perla.

Su búsqueda rinde sus frutos cuando al fin logra encontrar una perla de gran precio, pero aún no ha concluido su labor. Es interesante anotar que la historia contada por Jesús nos lleva a pensar que lo valioso nunca está a la mano y siempre, como una ley en la vida, hay que esforzarse para encontrarlo.

El comerciante ni se cruzó de brazos ni se sentó a esperar que llegara la perla. Tuvo que salir a buscarla.

El mercader está ante una perla cuyo valor sobrepasa su presupuesto, se ve obligado a vender todas sus posesiones con tal de adquirirla. Él puede renunciar a tenerla, pero sabe que está ante una oportunidad única y tal vez irrepetible, por eso decide comprarla aunque en esa decisión se vaya toda su riqueza.

¿Qué lo lleva a esta determinación? Lo lleva la seguridad de estar ante algo que tiene muchísimo valor y difícilmente podrá encontrar otra igual como esa y por eso renuncia a todo lo que tiene sabiendo que en la vida hay oportunidades que se presenta sólo una vez.

Al final de cuentas el mercader lo único que está haciendo es invertir. Él sabe que su inversión la recuperará con creces. Hoy se queda sin nada, pero mañana tendrá lo que necesita.

Finalmente el mercader haciendo un esfuerzo superior compra la perla. No estaba en condiciones de hacerlo, pero finalmente lo ha hecho y tiene en su posesión algo muy valioso que en la primera oportunidad rendirá sus frutos o traerá bendición a su existencia.

Jesús usó está historia para enseñarnos varias verdades.

El evangelio tiene un valor incalculable. El reino de los cielos es algo valiosísimo para quienes le dan cabida en su vida o para aquellos que deciden ser seguidores de Cristo. Contrario a lo que muchos pensaban en aquella época y hoy algunos piensan, esto no es una perdida.

Se tiene que dejar todo o se tiene que pagar un precio. Por supuesto que es un precio alto porque ese es su valor. Lo que se encuentra a la mano o abunda no necesariamente tiene valor. El evangelio vale y vale mucho. Hay que “pagar” con una vida incondicional al Rey de ese reino.

Demanda esfuerzo. Vivir para Dios jamás podrá ser sinónimo de cruzarse de brazos y sólo esperar. Hay un “hacer y un quehacer” que sus seguidores deben realizar.


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